Una familia del lugar de Paramá, en la parroquia estradense de Santo André de Vea, acaba de denunciar ante la Xunta la misteriosa desaparición forzada de dos de sus perros, presuntamente a causa de sendos ataques del lobo. Es la única explicación plausible que encuentran, dadas las dimensiones del segundo de los canes.

Se trata de un pastor alemán de año y medio que pesaba más de 35 kilos. Desapareció a última hora del viernes, tras ladrar enfurecido y muy agitado, saliendo a toda velocidad hacia la misma zona de la finca colindante con la vivienda de sus dueños en la que ya había desaparecido a última hora del lunes otro de los cuatro perros de la familia.

A este, un caniche, su dueña -la octogenaria María Miranda Carbalo- le oyó quejarse. Fue el único de los cuatro perros que no regresó cuando los llamó alrededor de las 21.00 horas. Tras sus gemidos, solo se oía silencio. Pero era de noche y no se atrevió a acercarse al lugar donde había escuchado al animal. Al día siguiente, ya de día, su familia pudo comprobar que de la zona en la que le había oido quejarse salía un rastro de hierba tumbada. Era "como si se lo hubiesen llevado" a la fuerza, relataba ayer el nieto de la señora, José Manuel Baños Miranda. La historia volvió a repetirse el viernes. Tras salir a toda velocidad, ladrando enfurecido hacia esa zona, el animal no regresó. Al día siguiente, sus dueños -muy preocupados- pudieron comprobar que también él había dejado un rastro de vegetación tumbada -unas coles y abundante hierba- que consideran una evidencia de su lucha por su libertad y su vida.

Dado su tamaño, tanto José Manuel como su madre, Elisa Miranda, dudan de que haya podido llevárselo a la fuerza un animal distinto a un lobo. Los dos perros que les quedan ya no quieren salir de casa. Están muy asustados. La familia agrega que hace algún tiempo se produjo cerca del lugar en el que residen un ataque de lobo a un rebaño de ovejas.

En vista de lo que ha ocurrido con sus animales a escasos metros de su vivienda, no ocultan su gran preocupación. Apuntan que, de confirmarse que son lobos, para acercarse tanto a las casas o bien "tienen hambre" o "tienen crías" a las que alimentar.

Ayer un agente de la Xunta se desplazó hasta su casa para tomar buena cuenta de su denuncia y tomar las medidas que proceda. Según la familia, les indicó que si vuelven a producirse casos, habrá que valorar la realización de una batida. Es una opción que los dueños de los dos perros desaparecidos ven muy acertada y abogan por adoptar antes de que la víctima del ataque sea un niño o un animal como los dos cuya ausencia ahora ellos lloran.