Los lalinenses pagarán menos del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) el próximo año. Esta decisión está muy avanzada por parte del grupo de gobierno que apoya esta medida en dos argumentos principales: aminorar la presión fiscal al ciudadano y, al mismo tiempo, incentivar el consumo.

El ejecutivo local, que está en pleno proceso de elaboración de los presupuestos de 2016, analiza con los técnicos municipales las diferentes posibilidades para aplicar esta rebaja en la contribución. Así, en las últimas semanas se están llevando a cabo diferentes simulaciones de recaudación para, ya con datos objetivos encima de la mesa, optar por un modelo u otro de rebaja impositiva. El objetivo que persigue el grupo de gobierno con esta medida está definido en la reducción de la carga fiscal "que sufren en la actualidad los lalinenses a consecuencia de la política económica desarrollada por el anterior gobierno del Partido Popular". Otra clave para el equipo de Rafael Cuiña pasa por la reducción en las dificultades que puedan tener las familias para acceder a una vivienda digna, aminorando el coste impositivo de su mantenimiento, y de forma paralela incentivar el consumo. Se entiende, por tanto, que con ello se contribuirá a la reactivación económica del sector comercial y empresarial, que empezaría a ser perceptible en el último trimestre del próximo año.

El alcalde, Rafael Cuiña, dice ser consciente de que la rebaja del IBI puede suponer un esfuerzo importante para las arcas públicas. "Pero lo esencial, en estos momentos, es que el gobierno local tenga la vista puesta en los problemas reales de la gente y que adopte medidas que sirvan para atenuarlos". En este sentido el primer edil hace hincapié en la apuesta por un modelo impositivo que tenga en cuenta las necesidades de las personas frente a la presión fiscal "insostenible a la que sometía el PP a los vecinos en medio de una de las peores crisis económicas de la historia".

La caída de ingresos del IBI -referido en principio a bienes de naturaleza urbana- puede descuadrar la economía municipal en caso de que el ahorro que se ofrezca a los vecinos sea muy representativo. Porque las administraciones locales y Lalín no escapa a esta situación, tiene en el IBI una de las principales fuentes de ingresos. Para paliar esta caída en la recaudación, asegura Rafael Cuiña, el grupo de gobierno está valorando una serie de posibilidades para compensarlos. Una de las vías en las que se está orientando este proceso pasa por la renegociación de diferentes préstamos bancarios con el objetivo de lograr una bajada en la amortización de los mismos.

La carga de IBI que se paga en Lalín es más alta que en otros municipios de similar categoría. El problema, en esencia, no se debe a que se aplique un tipo muy elevado, sino que lo que están desproporcionadas son las valoraciones catastrales medias de unos inmuebles que en el municipio, tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, perdieron en casos mucho valor.

A falta de ver qué rebaja planteará para el próximo año en el IBI este gobierno, en las cuentas del año ejercicio el ayuntamiento ingresó de este tributo urbano 3,5 millones de euros -con una cuota íntegra de 4,2- por un total de 22.801 recibos. Los fondos procedentes de la contribución urbana -donde se aplican bonificaciones- son casi insignificantes. Los ingresos fueron de 38.200 euros netos de los 49.890 aprobados y con 3.296 recibos pasados al cobro.