El sol bajo pero reluciente de un ya cercano otoño se colaba por entre las ramas de la carballeira de A Saleta, en la parroquia de Siador (Silleda). Allí, a la sombra se dispusieron decenas de mesas para que los devotos del santuario pudiesen honrar a la santa en compañía y con la barriga llena. La celebración dio comienzo el jueves 10 con el primer oficio de la novena, que finalizó anteayer y acogió el pasado jueves una de las procesiones más bonitas y enigmáticas de la comarca, la peregrinación con antorchas. Ayer, tras las eucaristías que tuvieron lugar desde las ocho de la mañana, con la solemne a la una cantada por la Coral Polifónica de Trasdeza, los asistentes comenzaron a tomar asiento y mesa al aire libre para disfrutar de la comida.

"Toda la vida", comentaban que llevaban acudiendo a esta cita en Siador. En particular, los vecinos del lugar como del resto del municipio confesaban ser grandes seguidores del evento. También, entre la multitud, se encontraban residentes de la comarca como Arminda Mella, de Vila de Cruces, que confiesa que siempre que puede coge a su familia y si viene. Entre pulpo, churrasco, tortillas, empanadas... y los ruidos de las atracciones para los pequeños, Jorge Otero, del propio Siador, contaba que la afluencia de gente "fue mucho a menos". Una posición con la que Arminda Mella no comulga del todo, pues, según ella, el éxito de la romería se mantiene.

A Saleta conforma un punto de encuentro para las familias, que, como recuerda María Vilela, vecina de la parroquia, lleva yendo "desde niña" y que ahora lo hace acompañada de su hija, Begoña Mato, y el resto de parientes. Comenta, firme, que ni el ágape ni la novena con la procesión de antorchas "se pueden perder".

La fiesta contó con actuación de la Banda de Música Municipal de Silleda, en sus secciones adulta y juvenil, y se despidió hasta el próximo septiembre con la verbena a cargo de las orquestas Midas y Trole.