Cerca de dos semanas lleva residiendo en el garaje de Sergio Albor, en Vilameá, un voluminoso nido de avispas. Los insectos, protegidos entre los bloques de la parte superior de la construcción, entran y salen del lugar durante todo el día, incluida la noche, bajo el amparo de una farola pública.

Los residentes de este lugar de Negrelos caminan ese trecho con gran temor y precaución y es que además, los contenedores de recogida de basura se encuentran al lado del avispero. Por eso, hace más de una semana, la residente Edita Lorenzo se puso en contacto con el Concello de Rodeiro en tres ocasiones, dijo, para que retiraran el enjambre. La rodeirense dice que, finalmente, mandaron a los bomberos (no supo a que parque pertenecen, pero se cree que por área de influencia, serían los del Parque Intercomarcal de Silleda) que colocaron un papel en uno de los siete agujeros de entrada al nido de avispas. Actuación, afirmó, que no solucionó demasiado. Y ante la cual, decidió ponerse en contacto con el 112 que le pidió una fotografía del insecto para ver a qué raza de avispa pertenece. Edita Lorenzo, por su parte, se niega a tomar dicha imagen por la alergia y el miedo al animal que padece.

Por el momento, los seis orificios del garaje de Sergio Albor, que tampoco se atreve entrar al alpendre, siguen en activo y las avispas vuelan por la cocina y las habitaciones de las casas colindantes proclamándose, ante el temor de los residentes, las verdaderas dueñas de Vilameá.