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José Antonio Quintana Fernández: "Piensan que estamos acostumbrados a ver accidentes, pero nunca se está"

"Ayudar produce mucha satisfacción, sientes que vales para algo y es muy gratificante"

Quintana, ayer, delante de la sede de Protección Civil. // Bernabé/Gutier

Protección Civil estrena nueva directiva, y por primera vez, serán los trabajadores quien ocupen sus puestos. Tras la salida del mandato del exalcalde, José Crespo, el relevo de presidente de la agrupación lo cogió José Antonio Quintana Fernández, que lleva más de una década al servicio de los necesitados y de las emergencias de la comarca.

-Es la primera vez que desde el grupo de emergencias toman el relevo de la directiva, ¿qué opina al respecto?

-El anterior alcalde, Crespo, se encargaba de esta función, pero el nuevo regidor, [Rafael Cuiña] siguiendo una ley de 2002, prefiere que seamos nosotros. A mí me parece que está bien porque somos el personal de Protección Civil los que mejor conocemos nuestras necesidades y creo que un alcalde ya tiene bastante con encargarse de los problemas diarios de un pueblo, aunque él seguirá siendo el jefe supremo. Él sabe que nosotros estamos a su disposición y nosotros contamos con toda su ayuda, tal y como me hizo saber en una reunión que tuvimos ayer. Cuiña es una persona muy asequible y agradable, y lo veo muy positivo y al ser nuevo tiene muchas ideas y ganas de trabajar.

-¿Cómo tiene previsto llevar su puesto de presidente?

-Será en principio por un periodo de cuatro años , y son muchas las ideas en beneficio del pueblo, porque todos saben que pueden contar con nosotros. Colaboraremos con todas las instituciones, y por supuesto, con Emerxencias de Lalín, igual que ellos lo hacen con nosotros.

-Muchas veces se tiende a considerar a Protección Civil y a Emerxencias como sinónimos, cuando son grupos distintos.

-Sí y no son lo mismo, pero sí un complemento. El peso fuerte lo lleva Emerxencias, que tiene gente más especializada, pero los voluntarios de Protección Civil estamos ahí para ayudarlos, aunque muchos de ellos trabajen, estudien. Y cada vez más los voluntarios realizan cursos para estar bien preparados, por ejemplo, si a un paisano le da un infarto que nosotros sepamos cómo salvarle la vida.

-¿Desde cuándo es voluntario?

-Desde el 2004 que empecé en el Grumir, que ahora este tipo de emergencias desapareció hace aproximadamente dos años, y se convirtió en Emerxencias, pero todavía está más profesionalizado.

-¿Cómo le surgió la idea de formar parte del colectivo?

-Viví en Madrid durante mucho tiempo trabajando en una empresa de suministro y mantenimiento de agua, colocando contadores, como lo que sería aquí Espina & Delfín y quise hacerme voluntario del Samur, pero después me trasladaron un mes a trabajar a Córdoba, y después regresé a Lalín, en dónde comencé a prepararme para ser voluntario. Surgió porque tenía amigos que ya lo eran y fui conociendo este mundo por ellos y me gustó. Ayudar a la gente necesitada es algo que produce mucha satisfacción. Sientes que sirves para algo y eso es muy bonito y gratificante. Por eso comencé a realizar diferentes cursos. Comencé por los básicos y seguí por los superiores y más específicos. Por ejemplo, hice uno de conducción de un cuatro por cuatro por terrenos increíbles con un río que tuve que atravesar llegando el agua por la mitad del parabrisas. Porque si hay que ir a rescatar a un persona que está en medio del monte hay que saber acceder sin problema.

-¿Recuerda su primera intervención?

-Sí, fue un accidente mortal aquí en la zona de Lalín. La gente piensa que estamos acostumbrados, pero a eso nunca te acostumbras. Siempre que paso por ese lugar recuerdo ese día, además la persona era conocida y nunca lo das olvidado y cada accidente te marca, porque te encoge el alma. Ves gente muy joven que por exceso de velocidad o por beber de más pierden su vida, y eso es lamentable. Por muchas pautas psicológicas que te enseñen eres tú quien te enfrentas y nunca estás preparado. Lo más duro es decirles a los familiares de las víctimas que están muertas, por lo que yo siempre les digo que van en el hospital pero que van muy muy mal para que se vayan preparando.

-¿Y alguna anécdota destacada?

-Un día a las cuatro de la madrugada una señora nos llamó a la base para pedirnos el número del 112. Otra que recuerdo ocurrió durante un vendaval. Estábamos dos compañeros y yo cortando árboles que estaban atravesados en una carretera cuando se acercó un señor llorando que tenía una granja de unos 5.000 cerdos y estaba sin luz a causa de que un árbol destrozara el tendido eléctrico y Fenosa no daba accedido, por lo que los animales corrían peligro. Nosotros nos pusimos a cortar las árboles que entorpecían el paso y así la empresa de la luz consiguió solucionar rápido el problema. El señor mucho nos lo agradeció y eso nos produce un gran orgullo.

-¿La gente os respeta?

-Hay de todo, y siempre tiene que haber alguno que dé la nota discordante, pero el 99,99 % te hace caso.

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