Los cortes generales en el abastecimiento de agua de A Estrada están siendo mucho más frecuentes de lo deseable y, cada vez que se producen, comportan molestias para la ciudadanía en general y para el normal desarrollo de la actividad de algunos sectores, caso de la hostelería. Consciente de ello, el gobierno local trabaja en estos momentos en la búsqueda de una solución. Después de que el alcalde, José López, trasladase hace días -antes incluso de la última rotura que dejó sin agua al casco urbano durante más de 14 horas- que los departamentos técnicos del ayuntamiento confeccionan el proyecto para blindar la traída en el tramo comprendido entre los depósitos de Penerada y la avenida Benito Vigo, el propio munícipe explicó ayer que ya se encargaron los estudios para una segunda fase de actuación, consistente en la sustitución y sectorización de la red.

En más de una ocasión se reconoció el importante deterioro de la red municipal de abastecimiento de agua, practicándose incluso estudios y actuaciones que lograron incrementar sensiblemente su rentabilidad, después de incidir sobre una treintena de puntos conflictivos, la mayoría de pequeña entidad y cuatro considerados de gran importancia.

En este contexto, el Concello ha programado una intervención en dos fases. Una primera etapa pasa por ejecutar una red de seguridad en la conducción del agua desde Penerada, lugar desde el que baja hacia la villa por la avenida de Vigo, alcanzando Benito Vigo y, de ahí, Waldo Álvarez Insua. Desde este último punto se distribuye al resto de la capital estradense. Lo que se busca ahora es garantizar que su llegada desde el depósito al casco pueda asegurarse siempre a través del uso de un discurrir alternativo para el caso de que se produzca una avería o rotura en la conducción principal.

El tramo en cuestión se encuentra en su práctica totalidad construido en fibrocemento, siendo la parte más antigua de toda la conducción, aunque se precisó que hay otros tramos en el casco urbano a los que nunca se le tocó. El gobierno reserva para la construcción de esta red paralela de seguridad un presupuesto de 120.000 euros, cifra reservada con fondos propios en los presupuestos municipales de este año. Teniendo en cuenta esta disponibilidad presupuestaria y lo avanzado del proyecto, las previsiones del ejecutivo pasan por que la actuación pudiese arrancar en el transcurso de este mismo año.

La segunda fase para atajar los problemas que evidencia la traída estradense se define de cara al próximo año, con arreglo al presupuesto de 2016. José López aseguró ayer que el Concello se encuentra aya realizando un estudio de la red para poder ir acometiendo actuaciones de sustitución de la canalización en los puntos que los técnicos municipales consideren más vulnerables o, lo que es lo mismo, más susceptibles de presentar una rotura que vuelva a dejar sin agua a todo el casco urbano.

Es esta última situación la que intenta evitar el Concello a través de una sectorización de la red. Lo que se buscará con los trabajos que se efectúen en esta segunda etapa será ir ejecutando tramos estancos-por decirlo de algún modo-, de tal manera que, si se produce una rotura, pueda realizarse el vaciado de un tramo concreto de la red para trabajar en la reparación sin necesidad de ocasionar un corte general de la traída.

Todavía no se barajan cifras para esta segunda fase de actuación. Lo que sí es seguro es que la intervención no resulta sencilla, en la medida en que la falta de planos de gran parte de la conducción es un agravante a la hora de buscar soluciones. "Lo que nos encontramos cuando abrimos no lo conoce nadie", explicó ayer el alcalde. Indicó que cuando se hizo el último estudio de la red se realizó un pequeño levantamiento que permitió marcar la parte principal de la conducción, aunque todo el entramado de ramales que lo acompaña continúa siendo una incógnita que únicamente se despeja por observación directa a base de ir abriendo zanjas. "Muchas veces se corta en un punto y empieza a entrar agua en sentido contrario", manifestó López.