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Adiós a 65 años de labor pastoral

Manduas y A Bandeira despiden este fin de semana a su párroco José Espiño Matos

José Mato oficiando la Misa de Adoración al Niño Jesús de Manduas del año pasado. // Bernabé/Gutier

Llegó en la década de los 50 como colaborador a una parroquia que este domingo lo despedirá en un emotivo acto eclesiástico. José Espiño tiene pensado seguir residiendo en A Bandeira porque, como él mismo reconoce, "ahora quedó libre y podría irme a cualquier otro sitio, pero como vivo con mi hermana, ella prefiere que nos quedemos aquí". Este apasionado de la historia y ferviente defensor del origen galaico de Cristóbal Colón asegura poco antes de abandonar su labor diocesana que "los recuerdos se multiplican año por año" después de haber estado, también, al frente de la iglesia de Rellas e incluso como misionero en Venezuela durante un año, así como un mes en tierras francesas ayudando a otro sacerdote en una parroquia del rural. Se prevé que la misa de este domingo cuente con una nutrida representación de los vecinos en la que será la última vez que don José oficie una misa en San Tirso.

José Espiño no repara en elogios sobre su sucesor en el puesto, el actual párroco de Silleda, José Pérez Barreiro, que al igual que él se hará cargo a partir de ahora de la capilla de A Bandeira. El párroco saliente señala que "el nuevo es vecino de aquí, es joven y tiene estudios, y aunque a mi modo de ver va a llevar demasiadas parroquias, algo que no es nada fácil, seguro que lo hace bien". Espiño subraya la enorme tarea que le queda por delante a su sucesor después de que el obispado reordenase las parroquias.

El párroco saliente de Manduas abandona su puesto enfatizando, también, en otra de sus grandes preocupaciones: El envejecimiento de la población. José Espiño recuerda que su parroquia "es pequeña, aunque ahora parezca un pueblo porque sus gentes tienen aires de ser de pueblo". En este sentido, el sacerdote silledense considera que A Bandeira "al ser un centro de feria, la gente venía de fuera y fue muy pujante, pero ahora no hay juventud". Con todo, Espiño considera que los vecinos "son buenos feligreses" y espera que esa devoción siga siendo la tónica dominante de una comunidad religiosa en manos, a partir del domingo, del cura párroco de Silleda.

José Espiño vive los días previos a su jubilación con la tranquilidad del trabajo bien hecho y recibiendo el cariño de quienes han sido sus más estrechos colaboradores en todos estos años. Aunque oficialmente dejará de ser párroco este fin de semana, Espiño se ha puesto a disposición de su sucesor en el puesto para lo que necesite porque cuenta con "echar una mano" en todo aquello que sea necesario para la buena marcha de la parroquia. Atrás quedan los años en los que José Espiño llegó a matricularse en Filosofía y Letras, y Magisterio, para estudiar una materia, la historia, que sigue fascinándole. Ahora reconoce que tendrá más tiempo para dedicarse a ella.

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