La industria que atiende a la ganadería de Ana Asorey le paga el litro de leche a 27 céntimos, que suben hasta 31 en función de ciertos parámetros de calidad. "Pero es que en épocas mejores, llegamos a cobrar 43", recuerda esta lalinense. Con los escasos o casi nulos beneficios que dan ahora las granjas, es imposible hacer frente "a los recibos de la luz, el pienso o el gasóleo", por no hablar de los cereales, cuya carestía ya empieza a notarse debido a la falta de lluvias.