Manos italianas contribuyen en estos días a despejar de maleza los 3 kilómetros de trazado fluvial que mantenían ocultos los frondosos parajes y los siete viejos molinos radicados en la parroquia forcaricense de Quintillán. Son las de diez ecologistas del colectivo Ramarro Sicilia, que participan desde el viernes en un campo de trabajo que trata de hacer realidad la vieja idea de la Fundación Galicia Verde de crear una ruta fluvial con los viejos molinos radicados en la zona a fin de crear un nuevo y exclusivo atractivo turístico que contribuya a dinamizar económicamente la zona.

Son 6 mujeres y 4 hombres. La mayoría son de Sicilia pero también hay un alemán. Les deslumbra la "belleza extraordinaria" de la ruta que van descubriendo palmo a palmo, a medida que desbrozan. El más joven tiene 34 años y el mayor, 72. Son profesionales, de ocupaciones diversas. Así, por ejempli, hay una bibliotecaria, ingenieros y un maestro jubilado. Dedican sus vacaciones a proyectos solidarios. En esta ocasión apostaron por Forcarei con la intención de dinamizar una "zona deprimida" que "pierde población", en palabras del presidente de Galicia Verde, Henrique Banet. Les une su preocupación por el medio ambiente. Ese es también su nexo con la Fundación Galicia Verde.

A su llegada, se encontraron con que la vegetación ocultaba prácticamente por completo el viejo Regato da Portela. La ruta fluvial que pretendía crear Galicia Verde estaba "impracticable". Después de tres días de trabajo, ya se aprecian los primeros frutos de su labor. Prácticamente ya es posible recorrer un kilómetro del trazado.

Estarán trabajando en la zona y acampando en la Fundación radicada en Leboso aproximadamente dos semanas. Cuando se vayan, dejarán tras de sí una ruta que, en palabras de Banet, "habrá que implicarse" para mantener. El presidente de la Fundación Galicia Verde valora lo que está haciendo actualmente el Concello. Acude diariamente a desplazar a los cooperantes desde la sede de la Fundación hasta la zona en la que están ejecutando los trabajos. Pero Banet destaca que es preciso hacer más. Cuando la ruta esté practicable habrá que "mantenerla" y mejorarla construyendo pequeños puentes para los "pasos difíciles" que hay en la zona. Además, agregá, "los molinos habría que restaurarlos" para que, al menos, funcione alguno. La mayoría han sido objeto de robos y carecen de alguna de las piezas imprescindibles para que funcionen. El objetivo es que el gran público pueda ver cómo funcionaban y, a la par, disfrutar de un paraje incomparable.

La Fundación Galicia Verde pondrá su granito de arena a su potenciación. Cuando el año próximo celebre su tradicional Feira de Sementes e de Plantón Ecolóxicos, promocionará la ruta. Henrique Banet destacó ayer que se trata de un "patrimonio tan exlusivo" que urge poner en valor. Hacerlo, destaca, puede contribuir a la economía local atrayendo visitantes y creando puestos de trabajo.