La librería Vagalume de Lalín fue escenario ayer de la presentación del libro Daquí e dacolá. Follas voadeiras, cuyo autor es el profesor y escritor lalinense Carlos Méixome. El acto estuvo coordinado por la directora de Artesa das Artes, Cruz López, y contó con la presencia del propio Méixome, del también escritor y profesor Gonzalo Navaza y del editor Antón Mascato. Finalizada la presentación literaria, los presentes participaron en un debate alrededor de la situación de la cuestión identitaria en la Galicia actual.

-¿Por qué una obra recopilatoria a estas alturas de su producción?

-Es una cosa un poco producto de la vida porque resulta que acabo de prejubilarme hace unos cinco o seis meses. Cogí artículos de los últimos años, los junté, los corregí en algunos casos porque era necesario, eliminé otros, y los que tenían un cierto interés los terminé agrupando en este libro.

-¿A qué se debe la estructuración en dos partes distintas?

-Son una serie de textos que me gustó llamarles Follas voadeiras, por su carácter inmediato, y Daquí e dacolá por los diversos medios en que fueron dados a conocer en su momento, a los que también se unen escritos de carácter político, epistolar o de lectura pública.

-Salvo el evidente nexo común de la cultura gallega, ¿hay mucha diferencia entre todos ellos?

-Son dos partes muy diferenciadas. La primera cuenta con una serie de pequeños ensayos historiográficos centrados en una de la figuras más destacadas de la cultura gallega, Luis Tobío, que falleció hace una década, y que pienso que es muy desconocido. Para mi, Tobío es clave porque fue el encargado de escribir la Historia de Galicia, editada en Montevideo, y de la que sólo se llegaron a publicar dos volúmenes. Fue la primera gran empresa editorial de Galicia y contó con la supervisión de Otero Pedrayo. La segunda parte está compuesta por artículos periodísticos que fueron publicados en A Nosa Terra, A Peneira, diferentes medios digitales o en la revista Tempos Novos, que cuentan con cierta pretensión literaria, desde mi modesto punto de vista.

-¿Hubo que retocar algunos de estos artículos debido a su antigüedad para que no pierdan vigencia?

-La selección fue algo compleja porque algunos son de hace 13 años, aunque otros tienen una antigüedad de apenas cuatro meses. En los más antiguos, a lo mejor, en la distancia se pierden ciertos guiños, situaciones o frases que sí tenían sentido en el momento en el que fueron escritos. De todas formas, pienso que los que aparecen en el libro son perfectamente entendibles en nuestra realidad actual dentro de Galicia.

-¿Se considera un historiador que ejerce su derecho de explicar el mundo desde aquí?

-Mucha gente como yo pensamos que debemos tener una perspectiva propia desde Galicia de los conflictos internacionales y, también, de los problemas locales que nos afectan como gallegos. No hay que tener miedo a implicarse en los asuntos del mundo real con una perspectiva trazada desde Galicia. Todo lo contrario, es muy necesario poder contar con esa perspectiva propia de nuestra tierra.

-¿Cuál es su visión particular en este asunto como escritor?

-Mi visión es que el mundo se explica desde nosotros mismos y no hay que recurrir a otro sitio para explicarlo, como te decía, tanto lo que pasa en el planeta como lo que nos sucede a los gallegos.

-¿Qué le suele aconsejar a los nuevos escritores que se acercan a usted buscando asesoramiento?

-Yo no me siento escritor, yo soy historiador. El escritor es un creador, el que inventa historias, el que sabe recoger las historias que escuchó en algún momento de su vida y convertirlas en literatura. Los historiadores lo que hacemos son trabajos a partir de documentos o de distintas fuentes. Sobre los creadores, es curioso porque l gallego es una de las lenguas creadoras más importantes del mundo. No es chovinismo, ni tampoco soberbia; pero tenemos algunos de los mejores escritores del mundo. Otra cosa es la historia, la historia escrita en gallego y la historia de Galicia en los últimos treinta, cuarenta años era como si no existiese.