La CIG aprovechó al mediodía de ayer su movilización del Primero de Mayo en A Estrada para denunciar públicamente la precaria situación en la que están las trabajadoras del Servizo de Axuda no Fogar (SAF) de Forcarei. Con pancarta propia, las trabajadoras forcaricenses secundaron la manifestación por las calles de A Estrada reclamando un "salario digno" y la "aplicación del convenio ya".

Junto a ellas, un centenar de personas -entre miembros, afiliados y simpatizantes de la CIG y representantes de organizaciones políticas de Deza, A Estrada y Forcarei, como los alcaldables de BNG y Móvete, Xosé Magariños y Mar Blanco, o el alcaldable del Bloque de Forcarei, Roberto Jorge Correa- recorrieron el corazón de A Estrada lanzando las siguientes proclamas: "trabajo digno en nuestra tierra", "reforma laboral, terrorismo patronal", "no puede ser, no puede ser, obreros en la cadena y corruptos en el poder", "con la CIG en la calle la lucha continúa", "que llueva, que viente... La lluvia está presente", "queremos trabajar y no emigrar", "trabajo aquí y no en Madrid" o en "Berlín", "queremos trabajar y no mendigar", "ERE de extinción para todos los Borbones" o "¿la culpa de quién es? Del PSOE y del PP" o "de los que votan al PP".

Ni la persistente lluvia logró diluir las ansias reivindicativas de los asistentes. Precedidos y escoltados por Policía Local y Guardia Civil, salieron de la Praza do Mercado y recorrieron Benito Vigo, Castelao, Calvo Sotelo, Praza de Galicia y Peregrina para regresar a la Praza do Mercado. Allí, ya guarecidos bajo la carpa de la pulpería, Merayo exaltó la consolidación de la movilización que la CIG realizaba en A Estrada por cuarto año consecutivo y que ayer vio reducida su quórum precisamente por el mal tiempo. Tras cantar la Internacional y lanzar vivas al Primero de Mayo y a la clase trabajadora gallega, Álvarez Merayo tomó la palabra para recordar que el lema de la manifestación de ayer era "por empleo y salarios dignos. Contra la pobreza" porque la crisis y las reformas laborales efectuadas por PSOE y PP han motivado que hoy tener trabajo no signifique salir de la pobreza. Explicó que, mientras que antes tener trabajo en Barreras en Vigo, en Martínez Otero de A Estrada o en Industrias Guerra de Cruces hacía creer a sus empleados que iban a tener empleo toda la vida y que podrían crecer profesionalmente en la empresa, hoy la realidad es muy distinta. Aunque admite que "se va creando empleo", destaca que los nuevos puestos son mayoritariamente a tiempo parcial y consiguientemente con un "salario parcial", que no permite a los trabajadores sacar adelante a su familia llegando a fin de mes. Recalcó que el empleo que se crea no es de calidad y alertó de que se elimina la negociación colectiva y de que otros sindicatos acceden a un pacto de contención salarial que empobrece a los trabajadores en tanto que la patronal pretende cambiar derechos sociales -en materia de licencias- por salario e incluso pretenden pagar en especies.

Como ejemplo de precarización laboral, puso precisamente el caso de la empresa a la que a finales de 2013 el Concello de Forcarei le adjudicó el SAF. Mientras que las trabajadoras que hasta ese momento prestaban el servicio mediante una cooperativa se regían por el Convenio Galego de Axuda a Domicilio, con la nueva adjudicación la empresa recurrió a una inaplicación del convenio -la cláusula de descuelgue salarial, según la CIG- por la que le paga hasta 200 o 300 menos sobre un salario que debería ser de entre 700 y 900 euros. "hacen el trabajo de antes por 400 euros", resumió Merayo, muy crítico con el apoyo que aprecia hacia dicha empresa por parte de la alcaldesa forcaricense.

También denunció Merayo la gran incidencia de la crisis en A Estrada y en los polígonos industriales del Deza. "Donde antes había 80 empresas, ahora quedan 6", señaló, indicando que en Botos "hai una y media" y en Área 33 de Silleda, frente al peso de Cometal" de antaño, hoy prácticamente la industria es "inexistente" y solo quedan "pequeños autónomos". Censuró con dureza que Galicia tenga más cara la luz pese a que es el primer productor de España y el sexto de Europa mientras que en el País Vasco se abarata y denunció que muchos de sus afiliados emigran al País Vasco, a Europa e incluso a Centroamérica para trabajar en la construcción del canal de Panamá. Aboga por rebelarse para no seguir siendo un almacén de materias primas y exportadora de trabajadores.