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El monasterio de San Salvador de Camanzo

Los fundadores del cenobio son los condes de Deza, los mismos que los del monasterio de Carboeiro silledense

Tímpano de la puerta del templo cruceño. // AVN

Se encuentra en la actual parroquia de Camanzo, perteneciente al Ayuntamiento de Vila de Cruces, en Pontevedra. Los fundadores de Camanzo fueron los mismos que los del monasterio de San Lourenzo de Carboeiro, los condes de Deza, Gonzalo Betotiz y Teresa, como nos dice un documento posterior, concretamente de 1122, en el que el arzobispo de Santiago Diego Gelmírez, atribuye a los citados nobles la construcción del convento. Del mismo modo que en Carboeiro aprovecharon la existencia de una ermita dedicada a San Martín. La Iglesia fue dedicada a San Salvador. No hay documento fundacional, sino alusiones en otros posteriores. Al firmado por Gelmírez, se pueden añadir las noticias procedentes de una escritura que se conserva en San Pelayo de Antealtares, en Santiago y la del pleito entre los hijos de los fundadores, el conde don Pelayo y la reina doña Aragonta.

Parece que inicialmente Camanzo fue monasterio masculino de monjes benedictinos, cuando se suprimieron los monasterios dúplices, aquellos en los que había un edificio para monjes y otro contiguo para monjas; el de Camanzo dejó de ser de hombres y sirvió para congregar entre sus muros a las religiosas procedentes de los monasterios suprimidos dúplices de Piloño y Brandariz. Así opina Hipólito de Sá Bravo, noticia de cuya veracidad duda Lucas Álvarez, que no encuentra información al respecto y sí, en cambio, referencias sobre la continuidad de los monjes varones de Camanzo, por lo menos hasta el 1122, en el que Gelmírez concede el monasterio, en gratitud por los buenos servicios que había prestado a la iglesia de Santiago, el diezmo del realengo entre Pazos y la iglesia de Añobre y el de las ermitas comprendidas dentro de su coto. En 1096, Sandino Velázquez, monje del monasterio, dona al mismo ciertas villas y heredades que tenía por herencia.

Hasta el año 1197, desde 1122, no se vuelve a mencionar el nombre de Camanzo. En 1197, aparece un documento en que Pelayo Pérez dona a Camanzo una leira en el monte de Meda, feligresía de San Salvador de Escuadro, sita entre la heredad de Senra y el campo de Calveto. Otras referencias de donaciones a Camanzo aparecen en 1203, Teresa Bermúdez, junto con sus hijos, dona una heredad en Lalón; en 1220, Nuño Peláez dona la sexta parta del casal de Nunone Didaci, sito en la villa de Ardesende. Sin embargo, no abundan las noticias. Se mencionan nombres de Abades que sólo aparecen en los documentos una vez. Tales son los casos de Juan, mencionado en 1203; de Sebastián, en 1244; de otro Juan, en 1253, aunque éste interviene en tres documentos, sucediéndole otro Sebastián. Hay algunas noticias de donaciones y ventas. En 1254, el Monasterio dona a Pedro Peláez y a su mujer María Pérez un casal situado en Pena Godo. En 1258, en una carta otorgada ante Pedro Díaz, notario compostelano, Fernando Odoario de Palacios y su mujer Sancha Alfonso venden al Monasterio dos decimas partes y media del casal situado en Pazos de Castro Mayor, en la feligresía de Santiago de Gres.

Por el año 1273 ya es el Abad Pedro Johannes o Eanes, el que pacta sobre algunas tierras de Bendaña e interviene luego en pleitos y transacciones. En el año 1282, Benedicto Osorio, canónigo compostelano, dicta una sentencia en un pleito entre el Monasterio y Rodrigo Pérez, caballero y su esposa Eldara Fernández, por los casales que se disputaban en Tolán, Rebordaos y Castro. En 1347 se vuelve a hablar de un abad de Camanzo que en este momento es Sueiro Fernández, que nombra rentero del Monasterio a Fernán Picoulla Pascoes, hijo de María Eanes.

Abside exterior

Los problemas de Camanzo, que llevó hasta entonces una vida sin excesivo relieve, comienzan en 1398, bajo el mandato del abad Rodrigo. Cuando él se hace cargo de la dirección del cenobio, tiene que empezar por reordenar la economía, que estaba bastante maltrecha. No quiere esto decir que antes tuvieran una holgura similar a la de otros relevantes conventos, pues el de Camanzo nunca fue de los principales, sino de segunda o tercera categoría, en una hipotética clasificación de los monasterios, con pocos monjes y unas tierras proporcionadas, pero no iguales a las de Carboeiro, por poner un ejemplo cercano. En este año se produce el deslinde de los bienes pertenecientes al monasterio en la feligresía de Santa María de Bascuas.

Desde 1418 a 1458 no se conocen abades en Camanzo, lo cual puede interpretarse como un síntoma de que la vida monacal está en decadencia. En 1451, existe una carta otorgada por la Iglesia de Santiago ante Juan Alfonso Gago, notario público jurado de la villa de Pontevedra, en la que se adopta el compromiso por las partes de elegir a los árbitros para que den una sentencia en el pleito entre Gonzalo Alfonso, pintor y Pedro Radio por un foro en el coto de Vilareis y en las heredades situadas en tierras del Salnés, pertenecientes al Monasterio de Camanzo.

Durante estos años en el Monasterio gobierna un prior y ni siquiera con plenitud de facultades, porque hay un administrador perpetuo nombrado por la autoridad eclesiástica, la Iglesia de Santiago -que tiene poder sobre Camanzo desde los tiempos de Gelmírez-, que en el año 1458 es Fray Juan de Carbia, que en una carta otorgada ante García López, escribano y notario de cámara del rey y su notario público en su corte, reinos y señoríos y notario público de Insua, Loño, coto de Piloño y Rivadulla por la Iglesia de Santiago de Compostela y escribano público jurado en la Audiencia del Arzobispado de Santiago, otorga censo perpetuo a favor de Gómez Vázquez de Vaamonde, canónigo de Santiago, y criado de Alfonso de Mendoza, un casal en la feligresía de San Miguel de Vilar, asimismo se le otorga la décima parte de la presentación del beneficio de la Iglesia de Santa Baia en Codeso. En 1460, el mismo Fray Juan de Carbia en otra carta otorgada ante Juan Gómez, canónigo de la diócesis de Santiago y notario público por la autoridad apostólica, afora a Fernando Alonso y a su mujer María Eanes la sexta parta del tercio de la villa de Foxáns, en la feligresía de San Bréixome de Froxáns.

En estos años hay sobre el monasterio una presión tan grande por parte de los señores del momento, entre los que destacan a este respecto los de la casa de Altamira, que los monjes se ven obligados a poner a censo perpetuo parte de sus bienes. En 1486, se envía una carta a las justicias de Galicia, sobre las encomiendas del monasterio de San Salvador de Camanzo, que fueron arrebatadas por el Conde de Altamira, don Lope Sánchez Moscoso.

Pero aún hubo algún momento de recuperación al menos disciplinar, como sucede a fines del siglo XV en que llegó a tener de nuevo abad en la persona de don Vasco, que regía el cenobio en el año 1491. Pero ya en 1494 estaba al frente del mismo el obispo de Beirut, residente en Santiago, don Diego de Saldaña, que recibe el titulo de administrador general; tres años después el notario santiagués de San Martín de Fora, aforaba un lugar propiedad de Camanzo.

El 23 de Julio de 1499 el prior de Valladolid, Fray Juan de San Juan, que estaba encargado de la reforma de los monasterios gallegos, hace el traspaso de Camanzo y sus rentas al monasterio femenino, recién creado, de San Payo de Santiago, en el que iban a congregarse todas las religiosas procedentes de los monasterios femeninos suprimidos, que no fueron más que veintidós.La iglesia de Camanzo, lo único que queda del viejo monasterio, fue construida en el año 1166, y, por consiguiente, románica. Tiene capillas laterales abiertas a la nave principal mediante arcos semicirculares levantados sobre columnas adosadas. De las naves laterales, el muro norte, en parte se conserva, con ventanas en los vanos; pero el del sur, ha sido rehecho totalmente.

La puerta principal es de arquivoltas semicirculares, con cuatro ángeles en sentido radial. El tímpano tiene esculpida la figura del Salvador bendiciendo. Todo de clara escuela compostelana.

En el muro norte hay una puerta que da acceso al claustro, con arco peraltado y arquivolta de herradura adornada con un toro y molduras con arquitos sobrepuestos; todo sobre un par de columnas acodilladas en las jambas. En el tímpano, de herradura, está esculpido el Agnus Dei y en el dintel la fecha era 1204, es decir, año 1166. Del antiguo monasterio, en el lado norte de la iglesia, se conserva la entrada a la Sala Capitular, con columnas y capiteles de tipo claustro románico. También destacan tres imágenes en piedra policromada: el Salvador con los pies desnudos, mostrando las llagas y portando una corona de espinas, San Juan Evangelista, con el libro de la Apocalipsis y San Pedro portando las llaves del cielo. Asimismo una imagen pétrea de la Virgen con el Niño. Los ábsides, en su trazado, tienen supervivencias pre-románicas. Merecen mención especialísima las pinturas murales en la cabecera del ábside central.

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