La tienda de deportes Vitmark, ubicada en la calle Penatoares de Lalín, fue objeto de un asalto durante la madrugada de ayer. Los docentes del Sagrado Corazón fueron los que alertaron a los dueños del local, ya que los ladrones forzaron con una palanca el candado del portalón del colegio para romper la malla de alambre que separa el patio escolar de la tienda. Desde aquí, accedieron al negocio por una puerta trasera.

A su llegada a la tienda, los propietarios se encontraron con papeles y catálogos esparcidos por el suelo, ropa tirada y una caja registradora en la que los ladrones dejaron sólo 35 céntimos. Desapareció, también, un sobre con la recaudación que iban a entregar a Alejandro Ferradás y a Alberto Mouriño para su participación en la maratón de Donostia, dentro del equipo Working Wheels. La dueña del comercio, Verónica Alvarellos, explica que esta semana iban a entregan las equipaciones ya rotuladas de numerosos clubs, con lo que las pérdidas se elevan a varios miles de euros. Así, echa en falta packs de la equipación del Bandeira, camisetas del Lalín, ropa del Pontevedra e incluso medias del Silleda o del Estudiantil. En su botín, los ladrones incluso se llevaron los packs de los entrenadores de base de la Escola de Fútbol, un sinsentido porque "en la chaqueta aparece el nombre del entrenador", y tanto en ésta como en el pantalón figura el escudo del equipo, con lo que sería muy fácil identificar de qué modo se consiguieron esas prendas si alguien las luce. "Incluso sustrajeron dos mochilas del Getafe, que nos llegaron por error en el pedido" y que iban a devolverse, explica la propietaria.

Entre el revoltillo de ropa tirada en el suelo tanto de la tienda como del almacén, los propietarios también echan en falta los calcetines de toda la base del Pontevedra, e incluso calzado. En el caos de la huida, los delincuentes "se han llevado zapatos de un pie pero no del otro", apunta Alvarellos. Agentes de la Policía Judicial registraron el comercio ayer por la mañana, para tomar huellas y hacer una valoración inicial de dos daños. Por faltar, incluso falta una caja registradora que estaba vacía y que la dueña guardaba bajo la mesa de la oficina. El suceso causó un gran estupor entre todos los comercios de la zona y, por supuesto, entre los docentes del Sagrado Corazón. "Cuando vimos el portalón forzado, creímos que se trataba de una gamberrada", apuntan desde el centro.