Los biólogos Martiño Nercellas y Victorino Regueiro han grabado cómo un ejemplar de lobo de 1 o 2 años de edad realiza prácticas habituales de aprendizaje e interactuación con un rebaño de vacas salvajes en un monte de A Estrada.

Las imágenes reflejan las pautas de comportamiento de la especie, a menudo alteradas por el hombre, con consecuencias negativas incluso para la ganadería. En circunstancias naturales y respetando su condición, el lobo convive con sus propias presas y se reducen los daños sobre la ganadería.

Así se refleja en los planes de gestión sobre el lobo, que deberían respetarse escrupulosamente para la conservación de una especie que es el último vestigio de gran depredador en Europa.