La asociación cultural y equipo deportivo Working Wheels, formado por los deportistas y amigos lalinenses Alberto Mouriño y Alejandro Ferradás, fue presentado ayer en Lalín de manera oficial, aprovechado el tirón de las fiestas patronales de as Dores, ante más de un centenar de personas que quisieron mostrar su apoyo y colaboración con el proyecto de los dos jóvenes. Ambos correrán en el próximo mes de noviembre la maratón de San Sebastián. Mouriño lo hará a pie y Ferradas, debido a su tetraplegia, correrá montado en una "handbike", que todavía se encuentra en proceso de adaptación a sus exigencias físicas.

"Working Wheels es una asociación sin ánimo de lucro con la que pretendemos normalizar la vida de la gente en silla de ruedas", explicó ayer Ferradás al comienzo del acto de presentación que tuvo lugar en las inmediaciones de la calle Colón. El proyecto intentará, a través de los valores del deporte, promulgar la integración social de las personas con discapacidades de cualquier tipo, aunque por estar más familiarizados, en un principio se centrarán en mayor medida en la gente con problemas de movilidad y con lesiones medulares. La iniciativa de correr los 42 kilómetros de la maratón de San Sebastián surgió, según explicaron, con el objetivo de "hacer un proyecto vistoso y diferente a lo que hacen el resto de asociaciones de este tipo, para intentar así no caer en el olvido a los dos días". Además, Working Wheels organizará a lo largo del tiempo numerosas actividades dirigidas a fomentar la integración de las personas con discapacidad, similares a la que llevó a cabo este verano con los niños del campamento urbano lalinense. Asimismo, aseguraron que una vez terminada la primera aventura deportiva, de inmediato se embarcarán en nuevos proyectos.

Tanto Mouriño como Ferradás se mostraron muy contentos con el apoyo recibido desde la puesta en marcha de la asociación, y afirmaron que, "aunque el reto de San Sebastián será difícil, con el apoyo, el entrenamiento y la pasión que estamos poniendo en este propósito, no solo finalizaremos los 42 kilómetros, sino que si hace falta, al terminar, tendremos fuerzas para acabar otros 42".

Una vez terminada la presentación del proyecto, se realizaron circuitos en las que los participantes simularon ser discapacitados, debiendo enfrentarse, sobre una silla de ruedas, a situaciones cotidianas que este tipo de personas debe superar habitualmente, tales como subir con la silla a una acera o esquivar diferentes obstáculos dispuestos en el camino.