El Santuario de Nuestra Señora de la Saleta, ubicado en la parroquia silledense de Siador, acogió ayer a gran número de fieles que quisieron rendir homenaje a la Virgen en su día grande. Una jornada más especial todavía, si cabe, con motivo de la clausura del Año Jubilar, concedido por el Papa Francisco tras la petición de indulgencia plenaria solicitada por el obispo de la Diócesis de Lugo, Alfonso Carrasco Rouco. Fue este último, precisamente, acompañado por el sacerdote de Siador y de las zonas limítrofes, el encargado de oficiar la misa solemne con la que se puso fin a este período "de gracias, perdón y reconciliación", como recogía en su discurso en conmemoración del 150 aniversario del templo saletino.

Durante el acto religioso solemne, cantado por la Coral Polifónica Trasdeza, se procedió, además, a la coronación canónica de la Virgen de la Saleta. El prelado impuso una corona a la imagen, en señal de la gran devoción que despierta esta advocación mariana. También, hubo una mención especial para el hermano Jaime Agüero Blas, que recibió un caluroso aplauso de todos los asistentes en reconocimiento a sus 50 años de entrega en la congregación de Misioneros de Nuestra Señora de la Saleta. A la celebración acudió gente de los alrededores de toda la comarca, especialmente, del Concello de Silleda, cuyos vecinos colaboran activamente para que esta festividad, que sienten como suya, se mantenga viva año tras año. Tanto es así, que en el término municipal ayer fue declarado festivo local. Entre los asistentes, también, pudo verse a diversas autoridades como la exalcaldesa y actual senadora Paula Fernández Pena.

La jornada se vio deslucida, sin embargo, por la lluvia que hizo acto de presencia de forma intermitente desde el práctico comienzo de la misa solemne, provocando un auténtico despliegue de paraguas en torno al santuario. De hecho, ante estas condiciones meteorológicas, se suspendieron la salida de la procesión y el concierto que estaba previsto que ofreciese la Banda Municipal de Música de Silleda en la sesión vermú, al igual que el de por la tarde junto a la formación bandística juvenil. Pese a ello, fueron muchos los que, tras el oficio religioso, se animaron a trasladarse a la carballeira para disfrutar de la tradicional comida. Aunque algunos llevaban de casa, la mayoría optó por acudir a los puestos de pulpeiros, provistos de carpa. Por la noche, estaba previsto que las orquestas Solara e Ibiza amenizasen la verbena, despidiendo así los festejos hasta el año que viene.