El Pazo de Liñares es el más señorial de la Tierra de Deza, una de las joyas de la arquitectura rural gallega. Fue bautizado para la inmortalidad por Doña Emilia Pardo Bazán como "El Palacio del Recuerdo". Así lo describe "en Liñares, el culto al pasado es tan reverente, que yo, en mi geografía novelesca he llamado a esa casa a la vez tan hospitalaria, tan patriarcal y tan distinguida", y sigue diciendo "rodean a Liñares robledas plantadas, no con el caprichoso desorden de la fraga rústica, sino a cordel, y tan altas y añosas, de tan espléndido arbolado, que recuerdan las francesas de los antiguos sitios reales. Valen miles de duros esos bosques, que sus dueños, la señora viuda de Taboada y sus hijos, no quieren, no digo talar, pero ni aún mutilar".

Rivaliza en grandiosidad con los míticos pazos de Ulloa inmortalizados por la autora, en el cual se inspiró y desde el que escribió algunos capítulos de su naturalista y descriptivo libro "Los Pazos de Ulloa". En Liñares la Condesa de Pardo Bazán pasaba largas jornadas en compañía de los Taboadas, amigos de la familia Quiroga, dueños del pazo de Quíntela, en la parroquia de Santiago de Catasós, estaba casada con José Quiroga Pérez Deza, hijo de Antonio Quiroga Hermida y María Asunción Pérez de Deza, dueños del dicho pazo de Quíntela. Estas relaciones datan de muy antiguo, ya que ambas familias se originaron de un mismo tronco a principios del siglo XVI, perdurando estrechos lazos familiares y de amistad hasta bien entrado el siglo XX.

Adquirido por el Ayuntamiento de Lalín en el año 2002, fue declarado por la Consellería de Cultura Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento el 4 de Junio de 2009. Después de una rehabilitación magnífica se le devolvió el esplendor que tuvo, sobre todo, durante el siglo XIX, convirtiéndolo en la actualidad en un espacio sociocultural, de uso multidisciplinar, que albergará el Centro de Gestión y Conocimiento Arqueológico de la cultura de los Castros (CXCA), que funcionará como un apéndice del Museo de Pontevedra; también el Museo Gallego de la Marioneta, que es el único de estas características en Galicia y se completará con el Archivo Histórico de Deza, con una Sala dedicada a Loriga y otra sala al Xacobeo por ser un lugar de paso de la Vía de la Plata y por lo tanto un lugar de afluencia de muchos peregrinos.

El Pazo de Liñares fue en su época una de las grandes casas hidalgas de la Tierra de Deza. Su historia está indisolublemente unida a la familia de los Taboada, que lo poseyeron durante más de cuatro siglos. Localizado en el lugar de Liñares, en la parroquia de San Martín de Prado, ayuntamiento de Lalín, provincia de Pontevedra, en un paisaje de penillanuras de altura media onduladas y fragmentadas que sirven de transición entre las sierras centrales de la Dorsal y el escalón de Santiago.

Este hermoso pazo está configurado en dos cuerpos, uno de ellos de planta rectangular y el otro más pequeño en forma de L. La zona más antigua fue construida con las piedras del Castillo de Vilaboa, destruido por los Irmandiños. El primer dueño del que se tienen noticias fue el sacerdote Alonso Taboada, que en año 1512 "en su Casal y Torre de Liñares" tenía unos caseros, haciéndose con la propiedad en el siglo XVI. Entre sus descendientes destaca Gómez Taboada que ejerció como juez de la Tierra de Deza y parece que fue un destacado participante en la guerra (o escaramuza) de Chapa. Se casó dos veces, en primer matrimonio con Leonor de Ulloa del pazo de Pedroso y en segundas nupcias con Ana Mosquera, de la que nació su sucesor en Liñares, Vasco Taboada Mosquera que recibió varios foros del Monasterio de San Martín de Santiago de Compostela, entre los que destaca el recibido en 1580 del lugar de Meixomín, en la parroquia de Muimenta incluyendo su ermita.

En el siglo XVIII, aumentará la riqueza y posesiones de la Casa de Liñares con el matrimonio de Alonso Taboada Mosquera con doña María Andrea Gil Taboada, sucesora de la Casa de Brenzos, en Santa Eulalia de Losón, claro ejemplo de la uniones endogámicas llevadas a cabo dentro de la alta sociedad galaica a lo largo de esta época, que supuso la unión de dos grandes patrimonios hidalgos de Deza: el Pazo de Liñares y la casa de Brenzos y también la unión de dos líneas importantes de los Taboadas de las tierras de Deza.

En el siglo XIX, Liñares se convierte en un auténtico pazo, no solo por lo cuidado de su decoración, tanto interior como en los jardines que lo rodean, sino por el importante número de personajes ilustres de las letras, la política y la sociedad que lo frecuentan. Fue lugar de reunión de personalidades e intelectuales de la época, que dejaron señeras huellas de su paso por este ilustre y hospitalario pazo dezano. Uno de estos ilustres personajes fue el poeta cambadés Ramón Cabanillas, amigo de Amalio Taboada.

Fue a principios del siglo XX cuando prestigiosos autores dieron a conocer a nivel nacional los importantes valores de Liñares, siendo la precursora la condesa de Pardo Bazán que alzó la voz con su pluma egregia para situar esta residencia nobiliaria de estilo palaciego entre las más importantes de Galicia. Otero Pedrayo, lo califica como "Soberbia mansión señorial". Ozores Pedrosa elogia Liñares como "magnífica construcción, rodeada de extensas propiedades, de severidad abacial, una poética y artística logia".

El último sucesor de la familia Taboada en Liñares fue don Amalio Taboada Bugallo, diputado provincial y genuino representante de la nobleza gallega, padrino del heroico aviador Joaquín Loriga, que falleció en el año 1957, desapareciendo con él la familia que ejerció su señorío en las tierras de Prado desde el siglo XVI.

El último dueño que vivió en el pazo fue D. José Cano Otero, presidente de la Academia de Medicina y Cirugía de Galicia, que lo heredó de su abuelo materno Augusto Otero Martínez y éste lo heredó de su tío Rafael Otero que fue quien lo ganó en una partida de cartas en el Casino de Santiago, a su dueño Amalio Taboada, que lo jugó con todas sus tierras, y lo perdió. El último propietario fue Rafael Latorre que en 2002 se lo vendió al Ayuntamiento de Lalín.

A lo largo de estas diferentes etapas se fue configurando el actual edificio, de grandes proporciones y planta rectangular, con parte de la antigua fábrica adosada, en la que destaca la gran chimenea que le imprime su singular carácter. El pazo es de estilo barroco, de planta rectangular, de cantería, con una gran fachada principal a la que se abren tres balcones con balaustres de hierro, sustentadas por ménsulas decoradas con motivos vegetales y varias ventanas. La puerta principal es de traza sencilla y da acceso a un vestíbulo de donde arranca una escalinata interior de cantería que conduce a la planta noble del edificio, donde estaban las dependencias de los señores. Tenía un gran salón desde el que se accedía a las habitaciones y a la galería posterior. En este regio salón se escuchaba música clásica del piano de cola, donde se interpretaban con frecuencia partituras del célebre compositor y músico coruñés romántico Marcial del Adalid, emparentado con la ilustre familia de Liñares.

En el recibidor hay una pila bautismal proveniente de una capilla románica desaparecida, decorada con conchas marinas y fue en ella donde parece que recibió el bautismos el aviador Joaquín Loriga, uno de los hijos ilustres de esta casa y de esta comarca, hijo de D. Eliseo Loriga, sobrino del Conde del Grove, ambos profesores de Alfonso XIII y del Príncipe de Asturias. En la sala existían pinturas murales que representaban la iglesia de San Martín de Prado.

En la fachada posterior destaca una amplia galería compuesta por cinco arcos de medio punto sustentados por columnas y con escudos en el muro. Otro elemento destacable es la escalera de triple rampa quebrada en ángulos, terminada en patín, cuya cubierta está sostenida por dos columnas. El majestuoso salón estaba decorado en las cuatro esquinas con escudos tallados en madera policromada, representando las armas familiares, y las paredes estaban adornadas con frisos de pintura mural. La planta inferior estaba destinada a cuadras para guardar los animales. Existía un adosado destinado al servicio donde hay que destacar una lareira en piedra en la segunda planta

El pazo tenía agua corriente que era conducida hasta la edificación por caños de piedra, y pasaba por dos fuentes. El patio está ajardinado y cuenta con diferentes árboles ornamentales, entre los que destacan un gran ciprés, y una fuente, frente a la fachada principal. Entre los inmuebles anexos hay una capilla que limita con el cierre de la finca, un palomar circular, las casas del servicio, dos hornos y un hórreo, cumpliendo el dicho popular "si tiene capilla, palomar y ciprés, pazo es".

En los distintos muros de la casa hay cuatro escudos, considerados los antiguos blasones adoptados por la familia Taboada de Deza. Los dos escudos más antiguos están situados en el antepecho de la galería de la fachada posterior, que pueden corresponder por sus formas y características al siglo XVI. En el acceso al salón hay otro escudo de buenas proporciones, que tiene las armas de los Churruchaos. Por último, el escudo más visible es el que ostenta la fachada principal, con las armas de los Taboada, Mosquera, Churruchaos y López de Lemos, bajo una corona como timbre de nobleza.

A lo largo del siglo XX sufrió diversos avatares y el cambio de titularidad en varias ocasiones, lo que hizo que esta gran mansión cayera en un estado próximo a la ruina, muy alejado del esplendor que había tenido en otros tiempos, hasta que lo adquirió el Ayuntamiento de Lalín y los restauró con sumo gusto, dejando un lujoso espacio para la difusión y el estudio de la cultura dezana. Hoy es uno de los referentes del patrimonio arquitectónico y turístico de Lalín y nace con vocación de ser "un contenedor" cultural con múltiples propuestas y aspira a convertirse en un centro de difusión de la cultura y la historia de Deza.