Las declaraciones de la concejala delegada de Vilatuxe, Sara Fernández, sobre la calidad de las aguas de la playa de Pozo do Boi ha reavivado la polémica que ya se dio el año pasado entre los vecinos, la asociación y el Concello. Un laboratorio vigués acaba de remitir los datos de una analítica. En su informe, indica que "se evidencia la presencia de Escherichia coli y de Staphylococcus aureus". La primera puede causar diarreas, y la segunda es culpable desde infecciones cutáneas a neumonías, algo comprensible si se tiene en cuenta que coloniza a una de cada tres personas.
El laboratorio indica que el agua no es excelente ni es óptima para el baño, pero al mismo tiempo señala que, al tratarse de una muestra de río, "es un agua natural, que no está siendo tratada con ningún compuesto químico para su desinfección, por lo que la presencia de bacterias de distintas familias se puede considerar normal".
Hay que tener en cuenta que la muestra de agua se recogió con un caudal aún considerable. Los vecinos indican que, en cuanto baja éste, la presencia de estas bacterias y de Estafilococos aurea es mucho más evidente. El nivel de residuos en la época estival es tal que se producen reflejos en el agua debido a la presencia de aceites y otros contenidos procedentes de las decantadoras, y que pueden multiplicar por 10, como indican la concentración de patógenos.
Como puede verse en la secuencia de fotos tomadas en abril del año pasado, las decantadoras de residuos vierten metros más arriba de la zona de baño de la playa fluvial. Estos desechos discurren por una presa que baja paralela a la playa, por su margen derecho. Los afectados proponen que se limpie esta presa y que se cierre la compuerta de vertido situada encima de la playa, para que los residuos se depositen después de ésta y del puente. En este sentido, existen dudas acerca del buen funcionamiento de las decantadoras y de si cumplen la normativa en el tratamiento de desechos, ya que en otras zonas rurales "hay instaladas depuradoras que son más efectivas", apuntan.
Por último, el grupo de vecinos también propone que se realicen analíticas con mayor frecuencia, como dos pruebas a la semana o casi todos los días, sobre todo cuando desciende el caudal de agua. Esta cuestión genera cierta desconfianza entre los vecinos, porque en la analítica de agosto del año pasado "la elevada colonia de infección multiplica por más de dos la indicación del primer cartel fijo que había antes en la playa". Insisten, además, en que en la reunión que mantuvo el colectivo vecinal el pasado viernes, nadie denunció la mala calidad del agua para el baño, sino que se propusieron medidas para un mayor control. Urgen a la presidencia del colectivo que se realicen analíticas.
