La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación proclamó el 1 de junio como Día Mundial de la Leche. Hoy es una jornada en la que se puede celebrar que el consumo de este alimento subió en España un 1,1% en 2013, alcanzando los 3.441 millones de litros. Con el aumento de la población, a nivel mundial la compra de leche y de sus derivados va a incrementarse un 2% cada año. Son, sin duda, buenas noticias para el sector, pero no evitan que continúen las guerras internas entre productor, industria y distribución. Los primeros quieren un reparto más justo de los beneficios, las terceras "pagan hasta las campañas de los partidos políticos", afirma el líder comarcal de Unións, Román Santalla, y la industria, que está en medio, descarga en las explotaciones las pérdidas que le tocarían a ella cuando en las grandes áreas comerciales se usa la leche como reclamo, a precios más bajos de lo que cuesta producirla.

La Ley de la Cadena Agroalimentaria ha hecho "muy poco" para evitar estas prácticas ilegales. Cuando no es la leche la que se usa como cebo, es la carne de conejo, o la de pollo. "El sector primario siempre va a sufrir ese rebote de la cadena, porque el mercado es el que manda", apunta el secretario general de Xóvenes Agricultores, Francisco Bello. Y, en un mercado cada vez más liberalizado, irrumpe el Observatorio del Sector Lácteo de la Unión Europea. Comenzó a gestarse en septiembre del año pasado y se reunió por primera vez esta semana. Su función primordial será detectar crisis de precios e informar ante cualquier subida de los costes de producción. "Pero no va a intervenir en los comportamientos de la distribución, ni dispone, en la práctica, de medidas para frenar las crisis que se den por un problema sanitario, un problema en la producción o un desplome de los precios", reprueba Santalla.

Al abrirse al mercado mundial -en realidad, todos los productores europeos lo han hecho ya, salvo España- Santalla explica que habrá que tener en cuenta la situación de otros países como Australia, que no podrá abastecer toda la demanda de China porque no puede producir más debido a sus vaivenes climáticos, o el cono Sur, ya que "Argentina, Brasil y Uruguay no tienen problema en pasar a producir soja en caso de que la leche valga poco". Pero la amenaza de Europa está en América del Norte, donde se plantean granjas de hasta 100.000 vacas, añade.

El problema que tiene el sector en Galicia y en España es que se centró durante décadas en el envasado de leche líquida, mientras que el consumo mundial demanda sobre todo queso, mantequilla y leche en polvo. Para Francisco Bello, esto puede convertirse en una oportunidad para que las cooperativas dejen de ejercer de intermediarias entre el ganadero y la industria para "apostar por un movimiento industrial fuerte". No es suficiente, ni mucho menos, con las decenas de queserías que están floreciendo en los últimos años, porque en la mayoría de los casos carecen de la infraestructura necesaria para exportar.

Pero, si el sector nacional no logra un hueco en el panorama internacional, siempre puede "reconquistar el mercado español", apuntan desde Unións, sobre todo en cuanto a la demanda de queso, un producto en el que hasta la fecha hay que soportar el dumping de franceses y alemanes.