LA CIG organiza hoy la manifestación del 1 de mayo en A Estrada, cuyo lema reza "Contra la explotación y la pobreza, hagámosle frente a la UE". Merayo tiene claro que los Estados del Sur, entre los que se encuentra España, ceden derechos laborales "para disponer de una zona de puestos de trabajo baratos y que la jubilación sea en Francia a los 62 años, o en Alemania a los 63",

-¿Qué recortes laborales se han agudizado durante este año?

-A estas alturas, ningún trabajo garantiza la viabilidad de la familia, puesto que cada vez con más frecuencia las empresas reducen salarios y obligan a realizar horas extra gratis. Los trabajadores ya no tienen poder adquisitivo porque hacen el mismo trabajo, o más que antes, por el mismo sueldo. Hay una empresa en la zona, que antes contaba con 60 empleados y fabricaba 200 productos diarios. Tras aplicar un ERE, cuenta con 37 personas en plantilla, que realizan la misma producción pero a costa de trabajar desde las cuatro de la madrugada hasta las cinco de la tarde.

-¿Podemos hablar de brotes verdes en las comarcas?

-En absoluto. Quizás desde la macroeconomía hay alguna especie de mejora, pero en las pequeñas y medianas empresas como las de las comarcas nadie ha acudido a su rescate, como ocurrió con los bancos o con Pescanova. En el último año no se creó ninguna nueva empresa, y las que van aguantando o consiguen llegar a algún acuerdo, como Metaldeza o Pumade (en la que se integra Portadeza), siguen adelante y aguantan tras reducir su plantilla al 10% de lo que fueron.

-El rosario de quiebras de empresas de la zona forzó a presentar cientos de reclamaciones ante el Fogasa. ¿Mejoró su funcionamiento?

-Si en 2008 la media de espera para cobrar la compensación era de 7 u 8 meses, ahora es de 16. El plazo fue creciendo a razón de cuatro meses por año. Con estas cifras es normal que exista una economía sumergida, pero es que el sistema obliga a los propios trabajadores a buscarse la vida mientras están a la espera de esa indemnización. Pronto o tarde, todo esto tiene que cambiar, porque el sistema no va a aguantar.