Muchos cambios hubo en los últimos 25 años en Lalín y gran parte de ellos los vivieron de cerca los más de una veintena de guardiasciviles que, ayer, se reunieron por primera vez para recordar sus años de trabajo en el acuartelamiento de la capital dezana. De los que compartieron mesa y mantel en el restaurante Casa Mouriño solamente permanecen en activo los guardias de Tráfico José González Cabrera y Antonio Castro Dafonte.

Precisamente fue la esposa de este último, Blanca Postigo, la promotora del encuentro que llevaba planeando desde hacía unos tres años. Después de un mes de buscar teléfonos y realizar contactos se puso fecha para esta celebración. "Fue bastante trabajo, porque hubo que localizar teléfonos y poner a todos de acuerdo, pero ahora esperemos que esta primera reunión de confraternidad no sea la última", comenta Dafonte. La práctica totalidad de los guardias -tanto rurales como de Tráfico- que participaron en esta cita superan ahora los 60 años y en algunos casos ya están jubilados desde hace tiempo. Cada uno reside con sus familias en distintas partes de la geografía gallega, a excepción de una mujer que se desplazó desde Asturias para compartir en Lalín mil y una historias con los que durante años fueron sus compañeros de cuartel.

Entre los presentes estaban, además de los citados, el capitán Vilachá que dejó el instituto armado en Ourense. José Gutiérrez Víctor o los guardias Reza, Dorado, Pardo, Vence, Rocha el brigada Amadeo, Dorado, Martínez o el silledense Ángel Folgoso fueron algunos de los que, acompañados de sus parejas, se desplazaron hasta tierras lalinenses para compartir una comida y una larga sobremesa que cerca de las 7 de la tarde todavía se prolongaba. Centenares de anécdotas y momentos emotivos entre plato y plato protagonizaron un ágape muy esperado por todos los presentes. "La verdad es que hubo momentos en los que casi se interrumpió la comida, porque todos trajeron muchas fotos, la mayor parte echas por Bernabé, de distintos actos como despedidas de guardias o celebraciones del Día del Pilar", narra el agente Antonio Costa Dafonte. Otros se encargaron de, en pequeños parones del ágape, de leer cartas emotivas recordando los años que pasaron por tierras dezanas al servicio de la agrupación militar fundada por el Duque de Ahumada. "A la gente se le ve con ganas de repetir y esperemos que así sea, porque sería bonito tener una comida como esta si es posible todos los años", indica Dafonte.

En total fueron 55 las personas las que se citaron en esta primera reunión de confraternidad. En caso de que se mantenga la convocatoria, que incluso podría ampliarse, los presentes ya quedaron ayer convocados para volver a sentarse juntos a la mesa con un año más.