Pilar Blanco busca fotografías de su abuelo desde que los miembros de la comisión de fiestas de Santa Marta le comunicó que este verano el hostelero al que recordarán será Luis González, el popular dueño del Bar López y de la Cafetería Capri. "Todo el mundo lo conocía por 'chimeneas' o 'caloeiras', que es como aún hoy en día se dirigen a él cuando lo recuerdan", explica Pilar mientras da con una fotografía en blanco y negro del año 1964 en la que se puede ver a su abuelo en la barra del desaparecido Bar López, situado enfrente del viejo cine de Balado, sosteniendo una botella de cava que está a punto de abrir. "Tengo algunas más pero sólo pude encontrar ésta en la que estaba en el bar que estaba en el primer piso porque en el bajo su hija Delvia regentaba el Bar O Refuxio", recuerda la nieta de Luis González mientras contempla la vieja instantánea de su abuelo.

El buen humor y las ganas de vivir fueron dos de las señas de identidad del desaparecido Luis González, al que sus compañeros rendirán homenaje este año en la carballeira del Montserrat donde, por vez primera, las celebraciones tendrán lugar en horario de tarde-noche. "El Bar López estuvo abierto entre los años 50 y 70 del siglo pasado, después llegó la Capri, que estuvo como cafetería durante unos 25 años", afirma la nieta de Luis González. Pilar recuerda a su abuelo como alguien "muy emprendedor porque el Bar López fue, después del Casino, el segundo local de Lalín que contó con una televisión para sus clientes que él mismo se encargó de comprar". La presencia del aparato en aquellos años atrajo a numeroso público al local de Luis González, un lalinense natural de la parroquia de Moneixas.

El Bar López, que regentaban Luis González y su esposa, tenía otra peculiaridad. "Abría siempre tarde, sobre las once o las doce de la mañana, porque él era así", asegura su nieta entre risas. El carácter afable de Luis era conocido tanto por sus innumerables amigos como por la extensa clientela de un bar que durante casi dos décadas se convirtió en un referente de la vida social de la cabecera comarcal dezana.

Naipes y mal genio

Sin embargo, aunque Luis González tenía fama de ser un hombre sociable, su nieta también recuerda que "a veces le tiraban del genio y mostraba su otra cara". De todas formas, los prontos de Luis González duraban lo justo para que este hostelero retomara su merecida fama de hombre "al que le gustaba la juerga y, sobre todo, las partidas de cartas", según indica su nieta. Porque en el Bar López se jugaba mucho y bien a los naipes durante todo el tiempo que estuvo abierto al público en el centro de Lalín.

Lo cierto es que el próximo mes de julio la gran familia de la hostelería de Lalín recordará la figura de Luis González, "chimeneas" para unos o "caloeiras para otros, un hombre al que sus allegados siguen teniendo muy presente por su espíritu empresarial y, sobre todo, por el buen recuerdo que dejo a quienes lo trataron.