La empresa lalinense Portadeza acaba de lograr un importante contrato en Sudamérica que le reportará carga de trabajo para su plantilla de la factoría del polígono industrial de Botos. La compañía gestionada por José Blanco, pese a mantenerse en concurso de acreedores, es capaz de salir al mercado exterior en búsqueda de oportunidades y mantener así su actividad en unos momentos críticos en España para el sector debido al pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Portadeza suministrará algo más de 1.200 puertas a tres complejos de apartamentos residenciales de lujo en Santo Domingo (República Dominicana).

El acuerdo comercial alcanza el medio millón de euros y, según la empresa, es fruto de su apuesta decidida por la internacionalización y la especialización, así como la colaboración con otra empresa española, "en un momento en el que el negocio de la construcción pasa obligatoriamente por el mercado exterior".

Estos contratos suponen para la empresa "una inyección de carga de trabajo" y una apuesta por aportar producto de valor añadido al exterior. La sociedad lalinense indica que además de mantener su actividad afronta el futuro con optimismo "siendo conocedores que el mercado interno sigue atravesando una delicada situación propiciada por un descenso de la demanda y una alta morosidad". Pese a la coyuntura global, Portadeza hace hincapié en que lleva años gestionando proyectos en el exterior que, como en este caso, comienzan a materializarse "fruto de un arduo y constante trabajo". La compañía se está presentando internacionalmente con una colección de diseños versátiles y estilos variados. Propuestas atemporales, atrevidas y sobrias en los que destaca la belleza de la madera son las apuestas de la empresa en las que las nuevas costumbres y diseño de casas hacen "que sean muchos y muy variados los espacios donde situar una puerta".

Esta inyección económica, pero también de trabajo para la plantilla, representa un bálsamo al menos temporal para Portadeza que trata de superar el concurso de acreedores el que está inmersa la firma desde hace un año, luego de que solicitase el preconcurso a finales de diciembre de 2012. La caída del mercado obligó a la gerencia de la compañía a prescindir en los últimos tiempos de una notable parte de su plantilla. Como muchas sociedades, su futuro, ahora, dependerá de la banca y la Xunta -deudas con el Igape- además de acordar una salida con acreedores; algo que podría alcanzar si consigue carga de trabajo.