El Banco Santander ha decidido, solo unos meses después de renovar su oficina de la calle Joaquín Loriga de Lalín, cerrar al público esta sucursal que durante décadas fue gestionada por la entidad bancaria Banesto. Con el proceso de integración, de esta última entidad en el grupo presidido por Emilio Botín cerrado a finales del año 2012, el Santander pasó a disponer de dos despachos separados entre sí por unos 50 metros.

Después de un tiempo funcionando como dos oficinas en la capital dezana, la entidad de crédito retiró estos días los letreros corporativos de la fachada y la identificación del cajero automático del Santander que habían sustituido a los de Banesto y colocó un aviso en la puerta en el que indica a los clientes que la atención se realizará en la céntrica y veterana oficina de la Avenida Bos Aires de la capital dezana.