La desaparición de las últimas salas de cine comercial y la ausencia de una oferta de cine de autor en Lalín, unida a la posibilidad de poder recuperar el cine Balado, le convirtieron en el principal promotor del primer cineclub de Lalín que en breve vivirá su jornada constituyente. En ella, este gallego con acento andaluz, se convertirá salvo sorpresa en su primer presidente. Javier Hita compagina su profesión de escultor con su amor al buen séptimo arte, por eso el proyecto le ilusiona y le ocupa todo su tiempo libre.

-Muchos en Lalín piensan que es usted granadino y, sin embargo, resulta que lleva toda la vida vinculado con Lalín, ¿no?

-La vinculación de mi familia con el rural de Lalín es muy grande, concretamente con la parroquia de Goiás. Cuando éramos pequeños, mis hermanos y yo siempre veníamos aquí en los períodos vacacionales. No sé por qué pero uno se vincula más a unos sitios que a otros y yo siempre me sentí muy unido a esta zona. Siempre echas de menos cosas, como tus amigos de allí, porque en Granada pasé mi infancia y mi adolescencia, que alterné con mi estancia en el IES Aller Ulloa.

-Hablemos de cine en Lalín. ¿Esperaba tanta afluencia de gente en la reunión previa a la creación del cineclub?

-Lo que más me sorprendió no fue tanto la gente que vino, que estuvo my bien, sino la variedad. Vino gente de distintos colectivos, con distintas ideas y eso creo que es realmente lo importante de toda esta iniciativa.

-Supongo que ahora recuperar el cine Balado es lo menos prioritario, ¿verdad?

-El proyecto del cineclub debe ser el núcleo central. Establecer, como vamos a hacer el día 24, la junta directiva y la sociedad constituyente y, a partir de ahí, se establecerán unos objetivos primarios y otros secundarios, algunos a corto plazo y otros a más largo plazo. Concretamente, lo del cine Balado es un proyecto muy digno pero complejo porque tú no puedes considerar la voluntad de algo que no te pertenece. Al parecer, pertenece a la Fundación de Novagalicia Banco y la gente considera que es un patrimonio social pero con los últimos movimientos que ha habido en todo esto pues no sé. A largo plazo podría ser factible recuperarlo, a corto plazo, sinceramente me parece un desgaste totalmente innecesario. Para conseguirlo esto requeriría no sólo una iniciativa desde el cineclub sino del conjunto de la sociedad lalinense.

-Todo indica que usted será el primer presidente del cineclub, ¿le apetece?

-En la última reunión hablamos de los distintos cargos de la junta directiva y la gente sugirió mi nombre para el puesto. No me parece incorrecto y, después ver los estatutos, no deja de ser lo que he estado haciendo durante todo este tiempo. Esto tiene unos plazos porque antes tengo que ser refrendado.

-En el hipotético caso de que volvieran los cines a Lalín, ¿supondría la desaparición del cineclub o convivirían ambos?

-No son proyectos incompatibles. Donde existen cineclubes y sala comerciales conviven perfectamente porque son dos formas distintas de entender el cine distintas: una es acción, comedia y grandes estrenos que presuponen gran éxito, y el cineclub, que es el modelo donde al no tener el principio de la viabilidad económica, entramos en una línea donde se opta por la calidad cultural en las proyecciones.

-¿Ya está decidido el nombre del primer cineclub de Lalín?

-Todavía no. El nombre saldrá de la próxima reunión que tengamos y ya se barajan varios opciones. Lo único que te puedo adelantar es que se está valorando, como una posibilidad, ponerle el nombre de alguien de Lalín o de la comarca que ha tenido históricamente una relación con el mundo audiovisual. Es una opción de las que se habló.