Fueron en torno a 10 minutos, pero la fortísima granizada caída en la tarde de ayer en Lalín sorprendió en plena calle a muchos vecinos, que tuvieron que resguardarse en comercios y bajo los edificios. Las bolas de hielo, del tamaño superior al de una canica, cubrieron de un manto blanco las calles del casco urbano y los centenares de vehículos estacionados en la vía. Pasado el temporal, muchos de los dueños de vehículos se apresuraron a comprobar los posibles daños en sus automóviles. El granizo vino acompañado de una tormenta no muy intensa.