El gobierno lalinense fue el primero en reparar en los problemas de la pérdida de población y a comienzos del año pasado activó una campaña de empadronamiento con deducciones fiscales para el asentamiento de empresas y otras ventajas. Pero los esfuerzos se doblaron en la última parte del año al conocer que la primera categoría tambaleaba y las reuniones con colectivos sectoriales y agentes sociales dio sus frutos. Pasó de librar por 48 vecinos los 20.000 y a 1 de enero de este año alcanzó otro centenar más. Una vez que desde la administración local no se puede realizar empadronamientos de oficio, Lalín debe echar mano de recursos para fomentar el asentamiento de más ciudadanos con, por ejemplo, diferentes tarifas para usuarios del multiusos o reservar actividades municipales para empadronados.

En A Estrada, su ejecutivo también pretende actuar de inmediato pese a que su padrón es más solvente. El municipio perdió 257 habitantes con respecto al año pasado, la mayor parte por su saldo vegetativo negativo. Si en Lalín es notorio el afecto migratorio a raíz de la crisis, en este caso no lo es tanto.