La empezó por casualidad y acabó convirtiéndose en un elemento diferenciador. Situada en el lugar de Riocalvo, en la parroquia silledense de Negreiros, a escasos metros de la N-525, A Taberna de Pena cuelga de su techo una colección de "unos 2.050 o 2.100 bolígrafos". Su propietario, José Luis Pena, ya ha perdido la cuenta. "De todos estos, pocos aporté yo. Lo que pasa es que esta taberna tiene tantos amigos que...", claro, todos quieren dejar su grano de arena.

Pero el primer paso lo dio el propio tabernero. Suscriptor de FARO, comenzó "allá por el año 1999 o 2000" a coleccionar los bolígrafos de una promoción del periódico. "Los colgué aquí y los clientes empezaron a traer más". Los tiene de todos los colores, tamaños y formas. Exhibe ejemplares de México, Brasil, Venezuela, Miami, Nueva York, Hong Kong o Australia, por citar algunos de los países con representación en esta pequeña tasca. "Para mí son todos iguales. No me pongo a pensar cuál es el más raro o el más bueno. Los guardo con el cariño con que me los trajeron. Son todos excelentes", reconoce, orgulloso, el tabernero.

No faltan los clásicos Bic y entre los más raros se encuentra "uno el doble de largo de lo normal que tiene dentro un dado; lo volteas, lo vas moviendo y vas apostando por número que te da". Cómo no, se lo trajeron de Las Vegas. De los más de dos millares de ejemplares, solo cinco están repetidos. "A quien consiga encontrar un bolígrafo igual a otro en dos minutos, le regalo una taza de vino", asegura. Ahí queda el reto.