Para confesiones, reparto de culpas y autocrítica dio el debate sobre el futuro de la Semana Verde. Xesús Cordeiro registró una moción de partido en defensa de la viabilidad de la institución silledense y contra su hipotética privatización, descartada desde la presidencia del patronato por su máximo responsable, Alfonso Rueda. La preocupación fue compartida, pero cada partido defendió sus méritos y atacó los de sus rivales en el análisis sobre qué pasó y qué pasará con la feria. El socialista González Aller dijo que ese recinto fue planteado por uno de los gobiernos de Manuel Fraga como una "megainfraestructura" sin estudio de viabilidad a la par que llegaban nuevos recintos feriales en Galicia que flaco favor le hicieron a Silleda. También respaldó la sostenibilidad de la Semana Verde el portavoz del PGD, Camilo Conde López.

Entonces Crespo comenzó a hilvanar un discurso en el que repartió codazos para los suyos y sus rivales políticos. Dijo que confiaba en la viabilidad de la feria y ensalzó en varias ocasiones el trabajo del alcalde silledense, Manuel Cuiña, en colaboración con Xunta y Diputación. "La Semana Verde es buena para Silleda y para Deza y nunca se habló de privatizar nada", dijo a Cordeiro. "Eso se le ocurriría a su compañero allí -Matías Rodríguez da Torre-, con el que debe ser complicado negociar. Él parece como el que va mal por la autopista y piensa que son todos los demás los que vienen en dirección prohibida", añadió Crespo a Xesús Cordeiro en tono jocoso. "El problema de la feria es como el de los aeropuertos y la política de café para todos que llevó a que todas las ciudades quisieran un recinto, pero el de Silleda fue el que nació como referencia de Galicia... El alcalde, Xunta y Diputación tienen un acuerdo que hay que materializar", concluyó.