La Feira Gastronómica do Chourizo que celebra Vila de Cruces desde hace 22 años volvió a agotar su menú, 200 kilos de chorizos asados a la brasa, 100 litros de vinos del país y varios kilos de filloas á pedra. El conocido como catedrático da filloa ya había elaborado unas cuantas anteayer para poder satisfacer a todos los paladares.

La afluencia fue un tanto inferior a la de anteriores ediciones, debido a una jornada invernal de intensas lluvias y rachas de viento. Pero la fiesta bajo carpa cumplió sus previsiones, aunque fuese con menos gente y media hora antes del comienzo oficial de la degustación, previsto para las 12.00 horas. La degustación del producto más señero del invierno -chorizos y vino- fue y seguirá siendo gratis, ya que funciona como un excelente reclamo para los clientes que se acercan a la feria del 4. Menos éxito tuvo la exposición de alimentos de temporada, con la que se quería incentivar el pequeño comercio. No acudió ningún puesto de venta de chorizos caseros ni de grelos, pero sí hubo un puesto de artesanía de Lugo que se dedica a tallar diferentes objetos en madera de olivo -en principio se esperaban otros dos vendedores-. Tampoco faltaron a la cita gastronómica los mejores rosquilleros del municipio, que una vez más ratificaron su buen hacer entre los asistentes a la feria. Ante el mal tiempo, estos vendedores optaron por colocar sus puestos dentro de la carpa instalada en la Praza Juan Carlos I, en la que se llevó a cabo la degustación.

Mientras, en las proximidades de dicha plaza abrieron sus stands, como de costumbre, los vendedores ambulantes de ropa, calzado, enseres domésticos y aperos de labranza. Pero la falta de clientes y curiosos les obligó también a recoger su mercancía antes de lo previsto. Pero no nos engañemos, porque sí había gente en Vila de Cruces, pero se resguardaba de la lluvia en las cafeterías y restaurantes más céntricos. Por eso, una vez que terminó la degustación, muchos de los asistentes decidieron quedarse a comer en los locales más próximos.

Y mientras los turistas decidían en qué restaurante continuaban disfrutando del buen menú de Cruces, los efectivos de Protección Civil retiraban la carpa para evitar daños por el fuerte viento. Cruceños y visitantes ya piensan en la próxima Feira do Chourizo.