Los usuarios habituales saben que tienen que extremar las precauciones, y aún así, siguen produciéndose siniestros. El último, el pasado martes, cuando el vehículo que guiaba un vecino de Cumeiro acabó volcado en la cuneta. El conductor resultó herido leve, pero su coche sufrió importantes daños. Los novatos se sorprenden al circular por la carretera PO-206 que une Lalín y Vila de Cruces y comprobar las evidentes consecuencias de las múltiples salidas de vía que esta peligrosa carretera lleva años registrando, especialmente, en las conocidas como curvas de O Camballón. Con la llegada de las lluvias, la zona se convierte en uno de los principales puntos negros de la zona.

En la práctica totalidad del trecho perteneciente a territorio cruceño es difícil encontrar un tramo de guardarraíl en buen estado. Sin ir más lejos, en el situado en el margen derecho en dirección a Lalín, en una curva muy próxima al límite con tierras dezanas, hay marcas de, al menos, tres impactos en apenas treinta metros. La presencia de restos de carrocerías en las cunetas se suceden a lo largo de todo el vial, en que también hay señales tiradas -ayer seguía tumbada una a la altura del kilómetro 14- con evidentes muestras de haber sido golpeadas.

La Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestruturas instaló hace justo un año una señal de advertencia de suelo deslizante al inicio de las curvas en dirección al casco urbano cruceño, pero no es suficiente. Entonces, la presentó como una solución temporal mientras no ejecutase las obras de mejora integral del firme. Pero la falta de fondos de la Xunta y un informe de la Guardia Civil de Tráfico encargado por el Concello dieron al traste con el proyecto. Ambos sostienen que la mayoría de los percances se deben al exceso de velocidad, una impresión que no comparte ni el gobierno local ni los usuarios, que insisten en que "algo tiene que haber en el firme" para que se sucedan tantas salidas de vía.