El geógrafo e investigador lalinense Antonio Presas acaba de denunciar ante Patrimonio los severos daños que han producido trabajos agrarios en varias mámoas del complejo de Trazos dos Cotos, a 400 metros al norte de Castro Marcelín, en la parroquia agoladense de Merlín. Presas aporta fotografías sobre el estado en que quedaron, en concreto, cuatro mámoas, que "acaban de ser rebajadas por trabajo mecánico". Estos destrozos son evidentes si se tiene en cuanta que los cuatro monumentos eran "muy visibles desde lejos, por encontrarse en un sitio relativamente elevado", añade la denuncia de Presas.

El geógrafo, que ya ha denunciado en diversas ocasiones otros daños similares en restos arqueológicos, pone esta circunstancia en conocimiento de Patrimonio "para que se adopten las medidas oportunas" en cuanto a su conservación y tal y como establece la legislación vigente. Recuerda, además, que estas cuatro mámoas forman parte de un grupo de 17 que descubrió, en las cercanías de Castro Marcelín, Manuel Galego Iglesias hace poco más de 50 años. FARO recogía una colaboración del propio Galego Iglesias, allá por septiembre de 1963, cuyo título era Los castros y la reina Marcela. En este artículo se recoge la tradición oral de que el castro Marcelín debe su nombre a tan regia moradora, que de vez en cuando bajaba al valle para cazar o recoger frutas maduras. Cual diosa, Marcela vestía "una especia de túnica de blanco lino y tocaba su cabeza con ramilletes silvestres". Sea o no verídica la leyenda, lo cierto es que la cuenca del río Arnego, desde la divisoria de la dorsal gallega hasta Brocos, donde este río desemboca en el Ulla, se localizan innumerables restos prehistóricos, como ha podido comprobar el propio Antonio Presas.