En 1914, el periódico La correspondencia gallega, de Pontevedra, informaba de las obras de mejora del Casino de Lalín y decía que debido al esfuerzo perseverante de los unos y a los constantes anhelos y entusiasmo de los otros, por virtud del importante concurso de todos, puede decirse que son muy contadas las villas de Galicia que hayan levantado un casino, con edificio propio, confort y lujo, como lo hizo la de Lalín, donde, prescindiendo de toda pasión política, se aunaron las voluntades para un fin común y noble: El de crear una sociedad en la cual la amistad personal y el respeto y ayuda mutuos ocupasen lugar preeminente y justo.

Los primeros años de la Sociedad fueron, como los de toda colectividad, de lucha, de vida de azares e inquietudes. En 1900 se terminó la obra de las paredes con destino a la primera casa. Habían costado 25.000 pesetas. Una noche de vendaval se derrumbó totalmente aquella fábrica de granito. Era presidente el abogado Ulrico Fociños, quien, con voluntad de hierro, hizo frente a la situación. Abrió un crédito de 15.000 pesetas y se pudo dar comienzo a la construcción de un nuevo edificio, planeado por el virtuoso sacerdote y doctor Ramón Aller Ulloa, hijo del notario de esta villa.

El Casino de Lalín cuenta con una casa espléndida y tiene saldados todos sus créditos y compromisos. Forman la directiva: Emilio Madriñán, médico, presidente; Jesús Aller Ulloa, abogado, vicepresidente; Samuel Goyanes, estudiante, secretario; Plácido Goyanes, administrador de la Tabacalera, tesorero; y Pablo Palmaz, abogado, censor. Este grupo de jóvenes animosos proyecta realizar una amplia reforma en el edificio, habiendo presupuestado 25.000 pesetas para este objeto. Trátase de la construcción de una magnífica galería y de adquirir lujoso mueblaje para las distintas dependencias y todos los objetos y adornos necesarios para un hermoso salón de fiestas. Las obras quedarán terminadas en septiembre y se inaugurarán con ocasión de las solemnes fiestas a la Virgen de los Dolores.

La tribuna del Casino nunca tan honrada se vio como en julio de 1930, en que Ramón Otero Pedrayo y Salvador Cabeza de León la ocuparon para dar sendas conferencias. El gran salón de fiestas presentaba un bello aspecto y, por primera vez, sonó en él con toda su belleza la lengua gallega por boca de estos dos grandes prestigios de la cultura.

Hizo la presentación de los oradores el abogado de Lalín Alfredo García Rodríguez. "Juzgo innecesaria la presentación por ser de todos sobradamente conocidos estos señores, sino personalmente, a través de sus obras, que son hermanas de sus almas de patriotas y de artistas. Otero Pedrayo, poeta, novelista, crítico, pensador e historiador, tiene hoy tan destacada personalidad que no es posible analizarla en una presentación y sólo el intento de hacerlo sería ridículo. Joven y en lo mejor de su vida, solo Dios sabe a dónde llegará este hombre extraordinario. A nuestro gran catedrático y recto de nuestra Universidad, Don Salvador Cabeza de León, ¿quién no lo conoce y conociéndolo no lo quiere? Galicia tiene para el Seminario de Estudios Gallegos y para estos hombres una deuda de inmensa gratitud. Lalín hoy amoroso los acoge".

Soberbia oratoria

Sigue diciendo la crónica de El Pueblo Gallego que se levantó Otero Pedrayo y los aplausos lo saludan cariñosos: "Hablaré de Galicia, de una manera especial porque toda mi labor a ella la consagro". Dice que ha soñado con hacer la historia del espíritu gallego y que este sueño, del que hizo una ambición, no podrá ser cumplido ni ser una realidad por falta de base y método. A pesar de todo, supone que escribe el libro y en él le dedica las páginas más sentidas y emocionantes a exponer los tres grandes momentos en que el alma de Galicia llegó a mostrarse en toda su plena y fecunda originalidad y que el orador señala con nombres de la historia del arte: El dolménico-celta, el románico y el barroco. Termina anunciando que se prepara la cuarta época para el resurgimiento de una Galicia triunfante y en ella está empeñada la dignidad de las generaciones nuevas. Canta al regionalismo con palabras de una justeza acabada y sin réplicas posibles. Fue una soberbia pieza oratoria. Una gran salva de aplausos y muchas felicitaciones fueron el premio a su conferencia inolvidable.

Cabeza de León habló de Galicia y su oratoria, siempre joven y vigorosa, fue de aliento y de enseñanza para la juventud. Predica con el ejemplo su patriotismo y galleguidad al frente del Seminario de Estudios Gallegos.

En julio de 1952 tuvo lugar en el salón de fiestas el banquete-homenaje a destacados miembros de la colonia gallega en Buenos Aires. Con el presidente del Casino, Laureano García Guitián, ocuparon la presidencia los homenajeados Javier Vázquez Iglesias y Manuel Alén, presidente y secretario del Centro Gallego; el que fue primer presidente del Centro Orensano, Claudio Fernández; y los lalinenses Luis Goyanes Lamas, presidente intersocietario de los distintos centros del Partido de Lalín, y Marcial López Taboada, secretario de Hijos de Lalín. Además de otras distinguidas damas lalinenses, concurrieron al acto las señoras de Vázquez Iglesias, de Fernández y de Goyanes. También ocupaban lugares destacados en el banquete, al que asistieron más de 60 socios del Casino, los directivos del mismo José Pedreira, Jesús Rodríguez, Perfecto Aller y Gonzalo Goyanes; el alcalde, Alfonso Garra Goyanes; el primer teniente de alcalde, Ramón Moure; y el diputado provincial Luis González Taboada.

A los postres de la cena, ofreció el banquete el presidente del Casino, elogiando la potencialidad expansiva de los gallegos, concretando que los lalinenses ausentes están demostrando ser más gallegos aun que los residentes en la tierra natal, por cuanto no cesan de enviar valiosos donativos para obras docentes y benéficas, como hicieron últimamente con el llamado Hospitalillo. Terminó García Guitián ofreciendo el homenaje, "que no es solo del Casino, sino del pueblo lalinense", a todos los gallegos residentes en la Argentina con un emocionado abrazo.

Luis Goyanes dijo sentirse privilegiado de haber nacido en Lalín, que tanto sabe agradecer cuanto hacen los hijos ausentes por él. En nombre de los homenajeados, aceptó el cariñoso homenaje no solo como lalinenses y gallegos, sino como españoles que rinden culto a su tierra. Dedicó muy elogiosas frases al señor Vázquez Iglesias por su entusiasta labor de aglutinamiento de los diversos sectores de la colectividad gallega en Buenos Aires, orientando todo ello en el sagrado culto rendido a ese templo regional que es el Centro Gallego. A requerimiento de la concurrencia, habló Vázquez Iglesias que puso de relieve la destacada personalidad que en la Argentina tienen los lalinenses y terminando por ofrecer a Lalín, a través de la directiva del Casino, un donativo para invertir cierta cantidad en algún premio escolar o benéfico. Intervinieron también el abogado Alfredo García, con una salutación lirica; el médico Salvador Madriñán, que leyó unos graciosísimos versos en gallego; Alén; López Taboada y otros. Amenizaron la fiesta con bailes y canciones regionales Os Dezas.