Esperanza Lema lleva en la sangre la devoción por el arte. No por casualidad su bisabuelo, José Ferreiro Martínez, es considerado como uno de los mejores canteros que ha tenido Terra de Montes y, por extensión, Galicia. Cuando el Concello de Forcarei le propuso realizar una exposición conjunta que sirviera para mostrar una perspectiva de su obra junto a la de su bisabuelo, Esperanza no se lo pensó dos veces. "A pesar de que siempre ha sido muy valorado y reconocido en Galicia, mi bisabuelo jamás tuvo un homenaje oficial y creo que ya es el momento", apunta Lema. "En esta exposición doble, él es el más importante y el que se debe resaltar, se lo merece", subraya.

Esperanza recalca la triple faceta de José: escultor, cantero y arquitecto. El primer ámbito es en donde se engloba la mayor parte del grueso de su obra. Aquí destacan obras como el cruceiro de Aciveiro, en el cual Ferreiro introdujo como técnica escultórica el plomo inmerso en la piedra para diversos motivos ornamentales del monumento como el puñal de la Dolorosa o la corona de espinas. Otro cruceiro importante con su firma es el de Cerdedo, que presenta como particularidad el hecho de que casi la totalidad del Cuerpo de Cristo se halla pendiendo de la cruz a excepción de la parte baja de su espalda, cuando lo normal por aquel entonces era que estuviera totalmente adherido al crucifijo.

El último de los cruceiros remarcable es el de Quireza, en Cerdedo, en el que Ferreiro talló una columna salomónica de cinco metros de altura valiéndose únicamente de cincel y martillo. En esa misma parroquia José construyó además el Vía Crucis y unos panteones de tres pisos de altura frente a la fachada principal de la iglesia. En una de estas tumbas fue precisamente enterrado.

En cuanto a su faceta como cantero, José Ferreiro proyectó y construyó importantes obras arquitectónicas como las torres de la Iglesia de Codeseda y un hórreo en As Quintas, en la misma parroquia. Fuera de la zona de Terra de Montes, a él se le deben asimismo construcciones como las torres de San Salvador en el municipio coruñés de Ares así como el castillo de La Palma en Ferrol. Su faceta de arquitecto quedó patente precisamente en esta última construcción, en donde ayudó a los capataces de la obra a proyectar la cúpula mediante una maqueta realizada por él mismo con trozos de patata. "Mi bisabuelo no era un artesano, era un verdadero artista", afirma Esperanza con una voz que denota emoción.

Esperanza optó sin embargo por centrarse en la pintura, actividad que cultiva desde los ocho años. Con todo, también realiza obras escultóricas. "Mi abuelo realizaba esculturas en granito, yo utilizo además el barro o la piedra", comenta. "Realizar una escultura me aproxima en sentimiento a la labor de mi bisabuelo pero no puedo compararme en ningún momento a él". "Con todo, tengo que matizar que no me inicié en la escultura por mi bisabuelo, fue por iniciativa propia", matiza.

La muestra que repasa la carrera de Esperanza Lema y que se inauguró ayer está compuesta por un total de 24 cuadros, la mayor parte de ellos de temática paisajística y que retratan estampas típicas de la zona del Ulla, Vedra y la Ribeira Sacra. "Mi pintura es directa, alegre y relajante. Busco disfrutar con lo que hago, no pasar a la posteridad", comenta Lema. "Mi principal cometido a la hora de pintar es eliminar en mis lienzos todos aquellos elementos que afeen el paisaje, como postes de luz o materiales desgastados que se hallen en el lugar que retrato".

En cuanto a la exposición de José Ferreiro, esta cuenta con un buen número de fotografías que muestran sus principales obras y que supone un compendio a todo su trabajo escultórico en la zona de Terra de Montes que ahora lo homenajea como se merece.