La Romería da Tortilla celebró sus 25 años con una afluencia cercana a las 10.000 personas. Pero la fiesta más popular de la parroquia trasdezana de Laro todavía deja entrever sus secuelas, porque ayer, nueve días después del multitudinario evento gastronómico, los desperdicios y las mesas todavía campan a sus anchas por la Carballeira de Castro. Este enclave natural no es el habitual entorno idóneo para dar un paseo, cubierto por bolsas de plástico, platos, botellas de cristal y latas de refrescos. A esta desagradable estampa se suma algún que otro banco tirado sobre el suelo, y que contrastan con la concienciación ambiental de otras fiestas también multitudinarias, como la Festa da Xuventude de Val (Agolada), cuyos organizadores madrugaron al día siguiente para dejar la zona impoluta. La Carballeira de Castro se merece, sin lugar a dudas, un buen repaso.