Tener masas forestales abandonadas, "a monte" y con grave riesgo de incendio, no compensa. Existe una vía alternativa. Apostar por la silvicultura con la que todos ganan. Así lo han podido comprobar propietarios de la parroquia estradense de Loimil, la asesoría técnica especializada en gestión forestal Eixo Rural de A Estrada y un maderero de Ribadumia especializado en labores silvícolas de claras de pino trabajando sobre 20 hectáreas de monte de Loimil.

El acuerdo entre los propietarios propiciado por Eixo Rural hizo posible que una masa forestal en claro estado de abandono -con mezcla de pino, eucalipto o roble- se transformase en una explotación forestal con gran porvenir para la producción de madera de grancalidad -árboles plus derechos, con muy buen fúster y poca ramosidad, sin horquillas- mediante la realización de labores silvícolas que se han autofinanciado y que, además, les han dejado una cierta ganancia a los propietarios. Uno de ellos había tramitado los permisos correspondientes ante el Distrito Forestal XVI.

La masa forestal estaba formada mayoritariamente por pino del país y se había regenerado espontáneamente de un incendio forestal que aquejó a finales de los 90 a la parroquia de Loimil, sin que se hubiese realizado ninguna labor silvícola. Por eso, había una gran espesura, una gran carga de combustible que resultaría especialmente peligrosa en caso de incendio. Había demasiados pinos, entre 7.000 y 9.000 por hectárea. Ello motivaba que, a pesar de la gran calidad del monte, el crecimiento de los árboles fuese muy inferior al que debería.

Por eso, se optó por realizar una clara por lo bajo, cortando los árboles oprimidos y moribundos, a fin de dejar tan solo los mejores para que aprovechen todos los nutrientes del suelo para potenciar su crecimiento.

Con su gran experiencia, el maderero -de 52 años y que inició en el sector con tan solo 15- rareó el pinar dejando los mejores pies a un marco de 5 por 5 metros, para favorecer mantenimiento y crecimiento. Quedaron entre 400 y 500 pinos por hectárea. Hizo la poda y ultima el desbroce de la maleza. Parte de su empresa está orientada a este tipo de actuaciones forestales, que se han venido incrementando mucho en los últimos años. Este año ya ejecutó otra en Ribela y en Baladelo (Forcarei) acordó con los comuneros actuaciones similares en 28 y 33 hectáreas. Pacta el precio por trabajo rematado, incluyendo poda, rareo y desbroce..

En el caso de Loimil, los propietarios tendrán otro aprovechamiento maderero en 25 años. En 35 o 40 podrán hacer la corta final.