Es un torbellino incluso por teléfono. Reconoce no haber estado nunca en Lalín, donde el próximo 10 de julio, a las 20:00 horas, en el Museo Municipal Ramón Aller, presentará su último libro titulado Nadie es más que nadie, del que cuenta orgulloso "lleva 32 semanas consecutivas siendo el más vendido de España". Miguel Ángel Revilla presume, también, de la ascendencia gallega de su suegro y de lo mucho "que tira mi mujer por la zona de Lugo, en concreto A Pontenova" para subrayar la vinculación de su familia con Galicia.

-El título de su nuevo libro supongo que es toda una declaración de intenciones o una filosofía de vida, ¿no?

-La verdad es que el título puede inducir a error. Aquí hay mucho prepotente y gente que humilla en función de títulos nobiliarios, dinero o poder político. Yo defiendo que nos rebelemos contra los prepotentes. Conozco pastores con una sabiduría innata portentosa y gente con carrera superior bastante estúpida. Cada uno tiene sus valores, por supuesto, pero yo digo que no debemos permitir que nadie nos avasalle porque le dé la gana.

-En su obra habla de personajes de la vida española como el Rey. ¿Cree que estuvo mal asesorado en los últimos sucesos relativos a su persona y a miembros de la Casa Real?

-El Rey es una persona entrañable y muy humano, incluso creo que le gustaría no serlo algunos días para hacer cosas que le gustaría y no puede por su condición de monarca. Pero, sin embargo, te puedo decir que ha estado muy mal asesorado. Hay una propensión al peloteo cuando tienes poder que hay que evitar porque es muy peligroso. Hay que bajar al pueblo o tener gente a tu lado que te cuente la realidad. Yo siempre le decía al Rey que cuando quisiera saber qué pasaba en la calle sólo tenía que llamarme a mi porque yo se lo diría sin ningún problema. El Rey está rodeado de muchos pelotas. Don Juan Carlos no tiene amigos, sino gente que le es útil, y luego hay pelotilleros con dinero que presumen de ser sus amigos, que nunca serán sus mejores consejeros.

-También hay capítulos dedicados a dos expresidentes como Aznar y Zapatero. ¿Son tan diferentes como parecen a los ojos del gran público?

-Aznar y Zapatero son la antítesis. Zapatero es un tipo humilde que llegó a la presidencia con un desconocimiento profundo y, además, se rodeó de mediocres, pero es buena persona y honrado. Sin embargo, Aznar es un soberbio y un hombre que mantiene que sus teorías son las buenas. Además, todavía no ha pedido perdón por la atrocidad de la guerra de Irak, un conflicto que aún hoy en día tiene consecuencias terribles para toda la humanidad.

-A pesar de todo, ¿sigue creyendo en la bondad de las personas después de lo que ha vivido?

-Yo creo que el noventa por ciento de la gente es buena, pero hay un dos por ciento de listillos, a los que yo llamo en el libro "la jungla de los listos" que son los que estropean todo lo demás de manera casi impune.

-Se le ve muy crítico con el poder a pesar de haberlo detentado en Cantabria.

-Es que esto está en manos de paraísos fiscales y por gente sin escrúpulos. Estoy en una etapa en la que digo lo que pienso y por eso puedo decirte que los que ganan dinero son los que trafican con las monedas. No olvides que el treinta por ciento de las fortunas del mundo están en paraísos fiscales y pertenecen a gente sin rostro pero que mandan mucho.

-¿Qué opina un valedor de las anchoas como usted del cocido, el plato emblemático de Lalín y de la cocina gallega?

-Yo soy de la cultura del chon, que es como llamamos al cerdo en Cantabria. Así que, no puedo más que alabarlo pero, claro, en mi tierra y gracias a los sicilianos hemos conseguido hacer mundialmente famosas a las anchoas, sobre todo, la de Santoña. De hecho, Italia es el principal consumidor de las anchoas cántabras desde siempre.