Una cruz grabada en relieve e inscrita en un rombo sobre una gran piedra vertical que parece cortada por motivos naturales o, quizás, por la acción del hombre es el último hallazgo que añadir al rico patrimonio arqueológico del paraje situado entre el polígono de Silleda y los lugares de Trasfontao, O Marco y Carballeda. Fue uno de los últimos descubrimientos efectuados por Julio Rivas Ramos antes de su prematura muerte, acaecida el pasado 8 de mayo. Amante del patrimonio y de la naturaleza, el empresario de Laro puso el hallazgo en conocimiento de responsables de Patrimonio Cultural de la Xunta de Galicia, como siempre hacía. Por el momento, no hay una explicación oficial, pero expertos consultados creen que puede ser un vestigio de un antiguo lugar de culto, tal vez de la época medieval. Otros indicios avalan esta hipótesis.

En el paraje coexisten los topónimos Monte do Santo y Coto do Santo. Encima de la roca que alberga la crucecilla en relieve hay un agujero cuadrangular -a modo de pila de agua- que pudo haber sido la base para encajar una cruz de piedra o madera. Y, a apenas un metro, en la cara horizontal de la piedra se ve otra cruz grabada con base triangular. Esta última ha sido catalogada por la Xunta como Petroglifo de Coto do Santo, si bien su origen podría ser medieval. Existen también en el entorno otros petroglifos, incluido uno antropomorfo, por lo que el carácter religioso del paraje -situado en una cuota elevada- podría ser anterior al cristianismo.

La presencia de signos cristianos y la toponimia, unidas al aire de eremitorio del lugar, llevan a expertos consultados a pensar que pudo ubicarse allí un lugar de culto. "Sería necesario realizar una investigación en profundidad para confirmarlo, pero todo apunta a que podría tratarse de un eremitorio, probablemente de origen medieval", apuntan las mismas fuentes. Eremitas y monjes se asentaron en zonas apartadas de Galicia propicias para el recatamiento, la oración y los ritos del nuevo culto.