Se encuentra estos días trabajando en lo que él mismo denomina una exposición de "pintura más convencional" que se abrirá al público en Boiro a primeros del mes de julio. Se trata de piezas pequeñas y más asequibles para el espectador medio que, por ejemplo, su interesante Vanity, en la que Armindo Salgueiro pone el foco en la dictadura de los "mass-media", la publicidad y las imágenes telemáticas sobre algunas de las premisas artísticas contemporáneas.

-Últimamente se le ve muy centrado en el aspecto más didáctico del Arte. ¿Cómo está siendo su experiencia como profesor en los cursos para las Amas de Casa "Laxeiro"?

-Llevo bastante tiempo con ellas. Les dedico un día a la semana porque me gusta enseñar. En este caso, se trata de gente mayor que ya sabe lo que realmente le gusta. Es muy diferente en el caso de los niños, sobre todo entre los más pequeños de seis o siete años. Entre los mayores hay gente que tiene una pequeña afición a la pintura y va allí donde pasa un par de horas a la semana para disfrutar de su afición.

-Es evidente que las técnicas artísticas se pueden enseñar, pero ¿se puede asimilar esa enseñanza careciendo de talento?

-Es el dilema de siempre. Por supuesto, la técnica se puede aprender y se debe hacerlo, pero tiene que haber una cierta predisposición por parte del alumno a la hora de aprender. Lo que es la intuición y todo lo demás, hay que nacer con ella, sin duda alguna. Pero, bueno, para eso están las escuelas y lo que es la teoría de la enseñanza del arte en todas sus formas.

-¿Es partidario de la enseñanza reglada del arte o no la considera tan necesaria?

-En los últimos años surgieron algunas tendencias en Inglaterra que proponían aquello de que en el arte todo vale. Creo que, en ese aspecto, están bastante equivocados porque se trata de que cualquiera pueda hacer arte, y con un poco de marketing poder vender el producto. Pienso que hace falta un poco de reglaje, educación y enseñanza de las técnicas en este asunto. Lo que pasa que es que, a veces, el mundo del arte es como todo, está bajo la influencia de la publicidad y de lo que es el mercado puro y duro.

-¿Cree que las modas y los modismos hacen daño a la oferta artística contemporánea?

-Al final está todo bajo la influencia del capital. Entonces, bueno, el arte también peca de eso en la actualidad.

-Al hilo de esto, existe la creencia en la calle de que el arte contemporáneo es algo vulgar y fácil de realizar.

-Esa es la típica respuesta del público en general. También es cierto que en el arte contemporáneo hay opiniones para todos los gustos, desde Picasso, que te dicen aquello de que lo que hizo él lo podría hacer su niño pequeño, hasta lo que te comentaba antes, en Inglaterra, durante los 80 y los 90, que fue una historia bastante dramática porque se publicitaron a varios chicos de la calle con una campaña publicitaria brutal y, después de explotarlos, los tiraron a la basura. En definitiva, se trata de arte de usar y tirar, y eso no es lo que debería ser una verdadera oferta artística con bases sólidas. Hay que reivindicar las escuelas de Bellas Artes porque el "todo vale" no es bueno para el arte.

-¿Cómo ve el actual panorama de una comarca como la de Deza, con una larga y contrastada tradición artística?

-El tópico de Lalín y su zona como patria de figuras como Laxeiro o Colmeiro, quieras o no, al final influye porque todos ellos dejaron un poso importante en toda la comarca. Después vinieron Antón Lamazares o Guillermo y todos los demás, y eso se nota en los críos porque ves cierta predisposición a hacer Bellas Artes, un poco por influjo del legado de toda esa gente importante dentro del arte que están vinculados a la comarca dezana. Desde luego, en los cursos se nota esa influencia.