Alcohol y medicamentos o medicamentos y tabaco pueden ser los ingredientes de un cóctel nada recomendable. Que la combinación entre un tratamiento farmacológico y el consumo de bebidas alcohólicas resulta perjudicial es algo conocido y comúnmente advertido, si bien, en cambio, mucha gente no se plantea que pueda existir una relación similar entre el fumar y el uso de fármacos. El catedrático de Farmacia y Tecnología Farmacéutica de la Universidade de Santiago de Compostela Ramón Martínez Pacheco impartió ayer en A Estrada una conferencia sobre la mala compañía que son el alcohol y el tabaco para los medicamentos. Lo que partía como una pregunta acabó convirtiéndose en una rotunda afirmación, con signos de exclamación incluidos.

Martínez delimitó en esta ponencia, organizada por la Concellería de Sanidade, cuáles son los principales problemas que pueden surgir si se combina un tratamiento farmacológico con la ingesta de bebidas alcohólicas o con el tabaco, buscando concienciar sobre la necesidad de que ambos consumos se supriman cuando se están utilizando medicamentos.

En relación a los riesgos que pueden surgir cuando se fuma y se sigue un tratamiento, el catedrático señaló que determinados componentes del humo, genéricamente denominados como alquitranes, aceleran la eliminación de determinados tipos de medicamentos, reduciendo por tanto su acción o causando una respuesta menos intensa. Además, la nicotina es un estimulante para el sistema nervioso y podría contrarrestar algún efecto del fármaco. Por tanto, en resumen, el uso del tabaco, combinado con un número nada despreciable de fármacos, hace que se reduzca la duración y la intensidad de los efectos del tratamiento que se siga.

Fumar puede tener también, explicó este experto, serios efectos perjudiciales para mujeres mayores de 40 años que consuman anticonceptivos orales. Se registran también casos en los que determinados fármacos ven atenuado su efecto de sedación en pacientes que fuman.

En cuanto al alcohol, apuntó Ramón Martínez que puede acelerar la eliminación del fármaco en el caso de bebedores crónicos o retrasarla en el caso de los bebedores ocasionales. Añadió que esta sustancia es un depresor del sistema nervioso central y podría elevar la toxicidad de fármacos comunes, caso del paracetamol, por ejemplo. Subrayó también los efectos negativos que puede tener este consumo cuando se mezcla con ansiolíticos y antidepresivos.

Este doctor en Farmacia se refirió también a los llamados medicamentos genéricos. Subrayó que tienen la misma dosis del mismo fármaco que los de 'marca', por así denominarlos, e incidió en que es preciso desterrar la manía del "yo no creo en los genéricos". "No es un acto de fe", subrayó el catedrático, "sino de conocer sus características".