Padres de alumnos del colegio público de Merza y miembros de colectivos vecinales y culturales de la parroquia recogen firmas para pedir a la Consellería de Educación que no cierre el centro el próximo curso. La baja matriculación -actualmente cuenta con veinte alumnos- hace peligrar la continuidad de la actividad docente. Aunque la Xunta negó a principios de este mes que vaya a cerrar el centro -"a día de hoy no hay cambios" aseguraron entonces responsables de Educación-, el equipo docente teme por la continuidad del colegio. Su responsable, Jesús Pereiro, espera la visita de un inspector el próximo miércoles "pero no sabemos si vendrá por esto o no", explicó ayer.

El BNG local también apuesta por mantener el servicio. El próximo lunes defenderá en el pleno municipal (9.00 horas) una moción para pedir un "posicionamiento claro y contundente" de todos los grupos contra el cierre, y que el acuerdo político se traslade a la delegación de la Consellería en Pontevedra, a la Xunta y a los grupos del Parlamento gallego. El partido nacionalista buscará el apoyo del pleno para solicitar también una entrevista "urgente" con el delegado provincial de Educación o responsable de la Dirección Xeral para trasladarle la "negativa de los padres y madres, y del resto de los vecinos". Solicita que en la que participen el alcalde, los grupos de la oposición, y representantes de los padres y del profesorado".

El BNG entiende que no está justificado el cierre porque "la matrícula se va a mantener con respecto a años pasados, o puede verse incrementada". Recuerda que el de Merza es el colegio más reciente del concello. Ve necesaria una "reestructuración" del alumnado, "pero no para desmantelar centros" sino para "hacer un reparto y uso de las instalaciones de la mejor manera posible", sin abocarlas al cierre para que se conviertan en "una ruina".

Insiste en que "hay que mantener el colegio para los próximos cursos mientras la matrícula lo permita", y rechaza las "decisiones políticas que se toman en los despachos de San Caetano" para ahorrar a la Administración y "trasladar ese gasto a los padres".

El alcalde, Jesús Otero, ya se pronunció en su día sobre el posible cierre. Lo ve "lógico" ante el descenso de matriculaciones. Asegura que son los propios padres los que optan por llevar a sus hijos a otros colegios con más alumnos para ofrecerles "una educación más abierta", y que puedan socializarse. El centro, que carece de comedor, cuenta con cuatro profesores.