Cada cambio representa un desafío. Abandonar el terreno conocido para entrar en uno sin explorar es algo que asusta, un paso para el que tranquiliza contra con ayuda. Esta incertidumbre se cierne también cuando lo que se afronta es una transición educativa, entendiendo como tal las tapas en las que los niños cambian su situación educativa, bien porque acceden por primera vez a este ámbito o porque se incorporan a un nuevo ciclo, un nuevo curso o un nuevo centro. Estas transiciones se identifican fácilmente con momentos como el del paso del alumno de Infantil a Primaria o de Primaria a Secundaria, por ejemplo. A Estrada acogió en la tarde de ayer una feria en la que se quiso llamar la atención sobre la necesidad de que toda la comunidad educativa trabaje coordinadamente -centros, profesores, padres y alumnos- para apoyar al estudiante y que pueda avanzar sin fronteras por la senda de la educación.

Bajo el título de A Estrada sen fronteiras educativas, la iniciativa tuvo su origen en las actividades que desarrollan los centros educativos participantes en el proyecto de investigación del plan nacional de I+D+I A Estrada Inclusiva, coordinado por la catedrática Ángeles Parrilla. En la Praza da Constitución se montaron diversos stands desde los que se presentaron los resultados del trabajo realizado para analizar cómo afrontar de manera coordinada entre padres, niños y profesores las distintas transiciones educativas. Y es que estos cambios son una cuestión que preocupa a los alumnos que abren nuevas etapas en su formación académica, pero también a sus padres y a los docentes.

Padres, abuelos, profesores o niños compartieron a través de la lectura de relatos sus experiencias sobre cómo vivieron estos cambios. Además, se invitó a los alumnos a participar en la iniciativa "mensaje en una botella", esforzándose por indicar qué le contarían a un niño que va a llegar a una determinada etapa educativa o planteando qué le gustaría saber sobre ese nuevo momento.

La catedrática Ángeles Parrilla explicó que en el trabajo realizado en el marco de A Estrada Inclusiva se detectó la necesidad de coordinarse profesionales educativos, padres y niños para facilitar estos cambios. Señaló también la necesidad de que las transiciones educativas sean una progresión, es decir, que exista cierta continuidad en las prácticas, tratando de evitar cambios bruscos a nivel de metodología o relaciones, por ejemplo. Se persigue que el cambio llegue acompañado de un avance seguro, evitando situaciones de vulnerabilidad que puedan acabar derivando en problemáticas como el abandono escolar, por ejemplo.

La feria de ayer se acompañó de una ponencia sobre las transiciones educativas a cargo del profesor de la Universidad Autónoma de Madrid Gerardo Echeíta y de diversos talleres y juegos para niños.