El Hotel Torre do Deza, en el polígono Lalín 2000, acogió ayer un foro técnico sobre el programa Xantar na casa, que funciona desde mediados de 2008 y que atiende ya a 1.250 usuarios en toda Galicia. Al ciclo de ponencias y mesas redondas acudieron 70 trabajadores sociales de concellos donde funciona este servicio de comida a domicilio para personas mayores. Son, en total, 152 de los 315 concellos gallegos los que ofrecen esta prestación a sus vecinos. Entre ellos, se encuentran Lalín o A Estrada, con más de medio centenar de beneficiarios del Xantar na Casa.

La relevancia de la comarca en la ponencia de ayer se debe a que el servicio que presta Sociser, a través de sus divisiones Culinaria y Xerocatering, se realiza desde el polígono industrial de Silleda. Un equipo de nutricionistas se encarga de elaborar menús sanos y adaptados a las dietas de los usuarios. La empresa cuenta, además, con responsables de coordinación, así como comerciales y encargados de emplatado, elaboración y reparto de los menús. La empresa dispone de una guía en la que explica al usuario cómo conservar y consumir los menús.

El responsable de Culinaria, Manuel Colmenero, también acudió ayer a las jornadas técnicas, que tuvieron como ponente inaugural a Clarisa Ramos Feijoo, profesora de la Universidad de Alicante. La docente del Departamento de Trabajo Social y Servicios Sociales hizo hincapié en la necesidad de que Xantar na Casa sirva no solo para garantizar que las personas mayores que viven solas puedan seguir una dieta sana y equilibrada, sino también para "detectar otras necesidades" con el fin de que estos usuarios puedan tener un envejecimiento activo. Ramos dejó claro que la comida de Xantar na Casa "no deja de ser un elemento simbólico" para que los trabajadores sociales puedan ayudar al usuario a cubrir otras áreas como el ocio, la participación social, la identidad o la libertad. En una sociedad con una población cada vez más envejecida pero que, también de forma más progresiva y debido a la crisis, tiende al individualismo, se antoja necesario que desde los Servicios Sociales se promuevan actividades y redes de encuentro "para que ningún vecino se quede excluido".

Clarisa Ramos puso como ejemplo experiencias de apartamentos compartidos en Alicante, entre universitarios y personas mayores. Esta solidaridad intergeneracional también pudo verse, mucho más atrás en el tiempo, en los años 20 del siglo pasado en Estados Unidos, cuando se habilitaron viviendas en las que convivían universitarios con chicos procedentes de barrios marginales. En Deza existen varios ejemplos, como las Xornadas Interxeneracionais en Lalín o los numerosas actividades conjuntas para niños y personas mayores que se celebraron en las residencias y centros sociales durante 2012, con motivo del Año del Envejecimiento Activo.

Clarisa Ramos también hizo hincapié en que hay que dejar de entender el trabajo comunitario como un servicio "válido solo para aldeas o lugares de pobreza". Al contrario, debe ser un mediador para que todas las personas puedan aportar sus conocimientos a la sociedad.