Posee un don de gentes que le ha granjeado muchos amigos en Lalín, donde es uno de los más veteranos empleados de banca de la localidad. Casado con una vecina de la cabecera comarcal dezana, se confiesa un lalinense más a pesar de haber nacido en la ciudad de Tui. Le gusta el trato directo con el cliente porque para los de su generación esa es la clave del éxito en su trabajo. Javier Bouzada atiende a FARO DE VIGO disfrutando de las vacaciones de Semana Santa junto a su familia.

-¿Ha cambiado mucho su trabajo desde que empezó allá por el 79 en el Banco de Santander?

-Cambió completamente. La informática le dio un vuelco total a la banca para mejor facilitándonos el trabajo. Sin duda.

-Sin embargo, el trato directo con el cliente sigue siendo fundamental en sucursales como la de Lalín, supongo.

-Es que aquí ese trato diario lo tienes con el cliente. Nosotros tratamos con todo el mundo y, además, sobre todo. Todo eso te forma de una manera excepcional porque los que pasan por nuestra oficina salen muy preparados porque acaban haciendo un poco de todo. Es algo que no sucede, por ejemplo, en oficinas de ciudades como Vigo, Santiago o Pontevedra, por ejemplo.

-Sin embargo, y con la que está cayendo, su trabajo casi se ha convertido en una labor de alto riesgo. Si me permite la expresión.

-Te puedo asegurar que en todos los años que llevo trabajando nunca he tenido un sobresalto con ningún cliente. Sinceramente, pienso que con esto de las preferentes pagamos justos por pecadores. Porque una cosa son las cajas de ahorros y otra muy distinta los bancos, donde nunca ha habido, como te digo, ningún problema con la clientela que tenemos. Nuestra tarea se basa en la confianza que depositan nuestros clientes, que se van tranquilos para sus casas porque saben que nunca le has jugado ninguna mala pasada.

-Como empleado de banca, ¿entiende el cabreo monumental de los afectados por el asunto de las preferentes?

-Lo entiendo perfectamente. Por supuesto. De todas formas, con este tema hay que distinguir entre los que compraron sabiendo perfectamente lo que hacían y los que, por el contrario, lo hicieron sin tener ni idea de lo que se trataba. La mayoría de la gente no sabía qué estaba comprando y por eso te digo que entiendo muy bien su malestar.

-¿Conoce algún caso que haya acontecido en Lalín o en su zona de influencia?

-Sí, claro. Nosotros tenemos clientes comunes que nos han contado que les había pasado. De todas formas, supongo que son pocos en comparación con otros puntos de Galicia, donde el fenómeno estuvo más extendido. Hay otras partes de la comunidad donde se vendieron mucho más que aquí.

-Sin embargo, no aparece ningún cabreado por Deza, ¿a qué se debe que no se hayan manifestado aún para denunciar el hecho ante la ciudadanía?

-Esto no es la costa. Aquí las cosas se asumen de otra forma. Si quieres, de una manera más tranquila y comprensiva. En la costa hay más movilizaciones porque es una cantidad mayor de gente, y de ahí que se hagan notar mucho más que los que por aquí tienen ese mismo problema con las preferentes.

-¿Cree que algún día los bancos, en general, podrán recuperar la confianza que han perdido durante la crisis económica?

-Yo creo que sí. Hay que tener en cuenta que la confianza de cualquier entidad bancaria se la da la persona que te atiende cuando vas a ella para cualquier consulta o trámite. Estoy convencido de que esa confianza la gana el empleado que trata de manera directa con el cliente, y eso es lo que terminará pasando cuando todo esto acabe; incluso creo que ya está sucediendo en algunos casos concretos.