La microcistina no es el único problema que, de vez en cuando, acecha al pantano de Portodemouros. En los últimos meses, el que antaño funcionaba como zona de pesca y otras actividades deportivas ha ido cayendo en un estado de descuido progresivo, hasta el punto de que las instalaciones que servían de albergue y de almacén han sido desvalijadas. Cierto es que los mayores daños se produjeron en esta zona de Dombodán, que corresponde ya al Concello de Arzúa, pero su mal estado afecta al turismo de la comarca dezana. Las instalaciones deportivas se pusieron en marcha en los años 90 y llegaron a ofrecer competiciones de piragüismo. En la práctica, están abandonadas desde hace tres años.