-Últimamente se han producido varias detenciones en el marco de la Operación Crápula, ¿vinculan a todos los arrestados con la banda de la "excavadora" o con distintas bandas delictivas?

-Esta banda, llamada de la "excavadora", es un grupo organizado. Son los 14 detenidos -con algunos flequillos por ahí- pero son los que constituían el núcleo de este grupo organizado. Han sido todos detenidos y puestos a disposición judicial.

- ¿Así que la dan por completamente desarticulada?

-Sí, sí, por desarticulada... Están en libertad. (Sonríe).

-Efectivamente, tras la detención de los 8 primeros y su declaración ante el juez instructor Vázquez Taín quedaron en libertad porque la Fiscalía estimó que no actuaban con violencia. Pero acabamos de ver armas. ¿Detectaron casos en las que se usasen esas armas o los inhibidores de frecuencia para asaltar domicilios, gasolineras, naves industriales, cajeros automáticos y hasta edificios públicos?

- Efectivamente, hay armas e inhibidores de frecuencia para las alarmas. No se han utilizado en ninguna de las acciones que hayamos podido comprobar. Pero eso no es óbice para que si en algún momento, no hubieran sido sorprendidos no fueran a utilizarlas. Obviamente, tener las tenían. Y no era precisamente para que les pese en el bolsillo.

-¿Cree que abortaron una fase más violenta y sofisticada antes de que se llevase a cabo?

-Es mucho imaginar... Pero esta gente delinquía todos los días cometiendo delitos más vistosos o más pequeños pero todos los días. La siguiente fase... ¿cuál sería? Es impredecible. Lo que está claro es que estaban armados. Tenían armas. Y quien las tiene hay que presumir que es para utilizarlas. Si no la ley no sería tan estricta en su control.

-¿Cómo era su "modus operandi" y qué les puso sobre su pista?

-Es una banda en la que eran muy polifacéticos. Les valía todo: material electrónico, informático; herramienta de agricultura, de albañilería; equipos de submarinismo, de escalada; bicicletas, motos, ropa, bebidas, tabaco... Les valía todo. ¿Cómo actuaban? En cada sitio de un modo. Si iban a una caja fuerte, mediante butrón o excavadora. Esta la vieron en una obra próxima, pensaron que podía servirles y les sirvió. Y luego también tenían una faceta artística. Eran capaces de recrear los hechos de una forma cómica, como hicieron en los Carnavales de Cerceda. Hicieron una carroza simulando el robo a Banesto -la llamaron Robanesto- e hicieron una parodia disfrazándose de policía y de ladrón justamente en el cajero que habían reventado auxiliándose de la máquina excavadora.

-¿Y esa fue una de las pistas que les condujeron a ellos?

-No. En ese momento ya teníamos a la gran mayoría de ellos controlados. Esta operación la iniciamos en A Estrada, donde había habido robos que nos habían preocupado. Mandé una especial distribución de servicios, intensificando tanto de los equipos de investigación con Policía Judicial como de las patrullas de seguridad ciudadana. Y empezamos a tomar posiciones y a efectuar vigilancias. Cuando nos pareció que teníamos detectadas a estas personas se le fueron haciendo seguimientos, controlando, mirando con quién se juntaban, adónde iban... Y, a partir de ahí, cuando ya estábamos seguros de que podían ser ellos los autores de los robos en nuestra zona, empezamos a hacer seguimientos llegando a Cerceda.

-¿Contaron ahí con la Guardia Civil de otras zonas?

-No, no, no. Toda esta operación la llevaron nuestros equipos de investigación de Policía Judicial de la Compañía de Lalín. No se le pidió más apoyo a nadie en la fase de investigación. Se hicieron estos servicios... ¿Y a que me ibas a preguntar ahora por qué lo llevan los juzgados de Santiago y no los de A Estrada, a los que debía corresponderle?

-Sí. ¿Por qué Santiago?

-Porque una vez que centramos a la banda, el primer robo que fuimos capaces de comprobar, de aportar las pruebas suficientes, tuvo lugar en el partido judicial de Santiago. Estaba de guardia el Juzgado Número 2, el de Vázquez Taín, y ahí fue donde metimos las diligencias.

-Entre los detenidos, hay españoles y personas de otras nacionalidades y etnias. ¿Aprecian conexiones con otras bandas nacionales e internacionales?

-En principio no. Los de otras etnias también son españoles.Nos apareció un rumano. Tampoco es que tenga gran cosa pero bueno. Con la delincuencia solemos decir que no son españoles. Es una defensa a ultranza innata. Parece que somos menos malos nosotros pero le llega bien también a los españoles. (Sonríe).

-Del matadero de A Estrada se sustrajeron llaves con las que después se entró en carnicerías de toda la provincia. ¿Cómo no cambiaron las cerraduras?

-Estamos en Galicia. ¿Cómo no cambiaron las cerraduras? ¿Cómo dejamos entrar a un desconocido en casa? ¿Cómo encima le invitamos a llevarse un saco de patatas? ¿Cómo un día un señor nos dice que viene por la revisión del gas y entra? ¿Y le pagamos en mano? ¿Cómo seguimos dejando la llave debajo del felpudo? ¿O los coches abiertos con el motor encendido y el bolso porque solo íbamos a parar 5 minutos? Esas cosas pasan en Galicia y en España. En el centro de España ya menos. Aquí quizás sea porque no tenemos un índice de delincuencia tan alto como algunas personas se quejan.

-¿Cuántos delitos dan por esclarecidos?

- Esto nunca se cierra. Seguramente habrá herramientas que no sabremos de quién son. Cuando tengamos todo claro podremos decirlo. Ya van ciento y pico delitos esclarecidos. Hubo 60 y pico en primera instancia. Luego, a quien le habían robado una desbrozadora que ni había denunciado y ve a través de los medios de comunicación que se ha incautado mucho material denuncia para poder recuperarlo. Van apareciendo más.

-¿Tienen valorados los objetos incautados?

- Sí. 415.000 o 420.000 euros.

-¿Y los daños causados?

- No los valoramos. Ni tenemos todas las denuncias ni en algunas constan. Es cuando menos complejo.

-¿Cree que están acabando de tirar del hilo o aun les queda madeja por desenmarañar?

-No. Esta operación está cerrada. Esta gente estaba perfectamente controlada desde hacía tiempo. Ahora sus componentes están a disposición judicial. Ahora le queda trabajar a la Justicia.

-Últimamente ha habido muchos robos en ambas comarcas, ¿no se frustraban?

-Nunca. El día que nos frustremos, pobrecitos los españoles. Tenemos claro nuestro trabajo. Muchos se extrañan de cómo es posible que les cojan, les dejen en libertad y puedan seguir robando. Es el juego legal Como ciudadanos, nos inquietamos. Pero sabemos que no podemos correr. El correr mucho para coger al delincuente y llevarlo con el mínimo indicio al juez no sirve para nada más que para interrumpir al juzgado y darle más fuerza al delincuente, que cree que ha tenido un éxito engañando al sistema.

-¿Prefieren esperar más?

-Prefimos cargarnos de razones, irrefutables. Porque sin ellas no vamos a ninguna parte.

-¿Y en este caso confían en en que son irrefutables?

-¡Hombre! Hay más de 400.000 euros de pruebas. Algo habrá que hacer con ello.

-Entonces, tras los frutos de la Operación Crápula, cree que los ciudadanos pueden dormir más tranquilos...

-Obviamente. A esta gente se le ha quitado la careta. Hasta ahora eran unos ciudadanos más. Ahora ya no. Se les suele prevenir de que los estamos observando.

-¿Se hacen ver?

-Exactamente.