Decide hacerse la foto en la iglesia de Lalín de Arriba porque es "donde empezó todo, donde nació Lalín". Prejubilado de la banca desde hace años, Daniel González Alén se dedica desde entonces a hacer lo que más le gusta: Buscar ejemplos del patrimonio a lo largo y ancho de la comarca dezana. Como miembro del Seminario de Estudos do Deza visitó la semana pasada las obras de restauración del pazo de Liñares, uno de los lugares entrañables para él por su admiración a la figura de Joaquín Loriga. Este marino mercante de tierra adentro reflexiona sobre el patrimonio cultural comarcal.

-¿De dónde le viene este gusto por la cultura y el patrimonio?

-Cuando estaba haciendo el servicio militar en la Escuela Naval Militar de Marin aprovechaba todas las tardes libres para acercarme hasta el Museo de Pontevedra, donde trabajaba mi pariente Alfredo García Alén, que fue el que me puso un poco en la pista, haciéndome ver que había una necesidad imperiosa de localizar patrimonio, sobre todo, arqueológico para darle a conocer e inventariarlo.

-¿Qué opinión le merece el tratamiento cultural oficial desde su atalaya del Seminario de Estudos de Deza?

-Creo que el aspecto cultural en Lalín está un poco desvencejado. El seminario tiene ahora un poco menos de presupuesto que antes; tuvimos varias reuniones para ver qué se hacía porque, en realidad, sólo hacen falta varios colaboradores y una persona que los coordine.

-¿Considera que el patrimonio cultural comarcal está siendo suficientemente preservado?

-No. Se nota, a pesar de todo, un descuido generalizado, sobre todo, en el aspecto arqueológico. Es curioso, porque ahora está casi todo inventariado pero es una pena cuando ves como ahora como la moderna maquinaria agrícola arrasa con todo. Cuando tardo dos años en volver a algún sitio ya veo una mámoa destrozada, petroglifos arrasados o un castro medio deteriorado. Cuando no son las propias máquinas municipales las que lo hacen. En este sentido, no se mejoró mucho porque, también, no hay demasiados medios para esto y sí para hacerle radiografías a los castros o cosas similares que no tienen pies ni cabeza.

-¿Se deberían explotar más y mejor los monumentos megalíticos en el aspecto turístico?

-Aquí hay un exceso de ayudas para los castros como asunto turístico del que carecen porque realmente están todos llenos de maleza. Salvo los dos castros de Silleda el resto no hay por donde cogerlos. Desde luego, soy partidario de ponerlos en valor y preservarlos de manera correcta. Se trataría de limpiarlos con esa cantidad de dinero destinada para sus radiografías. De esta forma, incluso los paisanos se darían cuenta del verdadero valor de los castros que tienen en sus fincas y parcelas.

-¿Y no sería más fácil aprovechar el atractivo turístico de, por ejemplo, la arquitectura pacega en una comarca tan prolífica como la de Deza?

-Las dos cosas son perfectamente compatibles. Lo más vistoso ahora mismo de la cultura prehistórica son los petroglifos y, curiosamente, aquí contamos con una cantidad enorme de ellos. Toda la zona de la bajada de O Candán hasta Laro hay una concentración importante donde incluso se podría hacer una ruta bien hecha. Entonces, todo aquí es un poco el conjunto porque no es que el turismo nos vaya a resolver nada en concreto. El problema de los pazos es que muchos están en muy mal estado, y los que no lo están no te los dejan ni ver sus propietarios. Incluso los hay que no te permiten ni fotografiarlos, por no hablar de los que, también, fueron asaltados como el de Cascaxide. Lo mismo sucede en muchas iglesias donde ahora eres sospechoso sólo por aparecer en tu coche por una parroquia por el miedo brutal que hay a los robos.