"Siempre fui un artista rebelde y lo voy a ser hasta que me muera. Entonces me darán más importancia", asegura Miguel Docampo, reivindicando su condición de artista "contestatario". Admite que ello dificulta la entrada en los círculos comerciales y que "los artistas de segunda fila notamos más la crisis". No obstante, puede presumir de no haber tenido nunca "enchufe" y frente a la creencia generalizada de que para un artista lo difícil es sobrevivir, aclara: "el artista sobre vive, vive por encima de... El hombre rico es el que menos necesita".

No obstante, se muestra convencido de que el Concello debería apoyar a los artistas locales. A él le gustaría colaborar con la administración local. "Llevo meses invitando al alcalde para hacer una donación de 7 grabados" -xilografía, linóleo y aguafuerte que resume su trayectoria artística desde 1973 hasta la actualidad- pero José López aun no ha pasado por su taller. En cambio, con el Concello de Catoira -donde residió 8 años- sí que colaboró y le compraron obra.

En A Estrada, ve apoyo a los literatos pero ninguno a los artistas plásticos. Tampoco ve que los sucesivos gobiernos aprovechen las potencialidades del municipio. Cree que por su vasta extensión, sería "el lugar idóneo para crear un macrojardín botánico" conservacionista de especies en peligro o para exaltar productos de la tierra. En materia del mueble, aboga por que se potencie el diseño creando un premio específico. Además propone crear una feria del juguete en madera, potenciando la de cultivo sostenible.