El Concello de Lalín firmó ayer el acta de recepción de la obra de rehabilitación del Pazo de Liñares, que le entregaron las empresas constructoras, Antalsis y Taboada y Ramos. La inauguración queda para más adelante, posiblemente en verano, una vez que estén terminadas las actuaciones pendientes en el entorno: Los espacios verdes delantero y trasero del inmueble y el aparcamiento y la dotación de energía eléctrica con potencia suficiente, para lo que será necesario construir un transformador.

Provisionalmente, la brigada municipal de obras acondicionará el exterior con hierba, aunque en un futuro se podría crear un espacio ajardinado si hay financiación de otras administraciones o la posibilidad de acometerla con una escuela taller. El inmueble estará atendido por personal municipal ya existente.

El alcalde, José Crespo, alabó una vez más la restauración y confesó que había sido la obra que menos quebraderos le dio en sus 23 años de alcalde, que cumple precisamente estos días. "Temía que surgiese algún gazapo escondido en una obra de estas características, pero no fue así", declaró el mandatario, que se mostró convencido de que ilustres moradores del pazo, como el aviador Joaquín Loriga o la escritora Emilia Pardo Bazán -que pasó unos días en él- "estarían encantados" con el resultado. Pero subrayó que "lo importante es lo que viene ahora".

El regidor aludió a los usos "fijos" que tendrá el histórico inmueble como sede de los futuros centro de interpretación de la cultura castreña y archivo histórico de Deza. Y anunció la convocatoria de una reunión durante el presente mes para decidir otros usos. En la cita estarán presentes los portavoces del gobierno y de la oposición, además del propio Crespo.

Precisamente, el alcalde agradeció la presencia de ediles del ejecutivo y de la oposición -el socialista Manuel González Aller y el galleguista Camilo Conde- en la protocolaria firma de ayer. - invitó a la ciudadanía a visitar las instalaciones en una jornada de puertas abiertas que se celebrará más adelante.

La actuación tuvo un coste de 3,1 millones de euros, aportados en un 75% por el Ministerio de Fomento a través del 1% Cultural y en un 25% por la Consellería de Cultura. De ahí que Crespo no olvidase al exministro José Blanco ni al exconselleiro Roberto Varela en una amplia nómina de agradecimientos, en la que también estaban el autor del proyecto, Javier Bugallo, y la unión de empresas que acometió la obra.

Este indicó que la actuación es un ejemplo de como se puede intervenir en un bien cultural manteniendo sus características e incluso muchos elementos originales. Así, se ha conservado el 80% de la estructura de madera, quintuplicando su resistencia, y más del 90% de la cubierta, pese a que al inicio se pensaba que había que demolerla.