Llegar calados de frío y tener que calentarse aprovechando la alta temperatura del tubo de escape después de kilómetros y kilómetros sobre el asfalto fue el castigo más gratificante que padecieron los valientes que viajaron hasta Valladolid este fin de semana para participar en la XXII Concentración Motera Pingüinos. Entre los audaces, hubo dezanos. Una veintena de aficionados a las dos ruedas no quisieron perderse la histórica cita, que se celebró desde el jueves hasta ayer. l

Con la intención de saborear al máximo el ambiente de la fiesta, un grupo de diez amigos de Lalín partió el pasado viernes hacia la ciudad. La lluvia y el frío no fueron impedimento para llegar al destino. Armados con sus imprescindibles monos y potentes guantes para poder manejar sin que las bajas temperaturas causasen problemas, este grupo de amigos cruzó parte de la península ávido de encontrarse con viejos conocidos y hacer nuevas compañías en la cita con el motor.

También el viernes, al mediodía, emprendía camino otra pandilla de jóvenes, cinco de Lalín y uno de la parroquia silledense de Laro. Era la primera vez que acudían a la concentración, pero no les importaron los 420 kilómetros de distancia, ni el gasto de 80 euros en gasolina, ni tampoco lidiar con la nieve en O Padornelo a la vuelta. Llegaron ayer, sobre las ocho de la tarde, tras emprender camino de regreso sobre las once.

Perder la noción del tiempo subido a las dos ruedas es el ansia de cualquier aficionado a esta práctica, pero para los que acudieron a Pingüinos, la recompensa mayor era otra: "Lo mejor es llegar allí y ver semejante cantidad de motos como había", comenta Sonia Iglesias, ya en tierras dezanas. Fue una "gran experiencia" que compartió con David Vázquez, Miguel Troitiño, Vanesa Brea, Mónica Troitiño y Antonio Pereiro, de entre 20 y 40 años. "El próximo año tenemos pensado volver, si el trabajo nos lo permite", dice convencida.

La concentración Pingüinos de Valladolid es una de las históricas y de las de mayor renombre, no solo a nivel nacional sino también internacional. La cita ofrece a los amantes del motor la oportunidad de reunirse para compartir su amor por la dos ruedas. Y se mantiene 32 años después.